Ni flú ni flá


Estoy dando un último repaso al día en el informativo de CyL, al tiempo que leo la impactante y no menos transcendental proeza de un “joven” que atiza una patada tipo karate a una peatona en Barcelona. En esto que acaba el informativo regional y sale una presentadora diciendo ¡buenas tardes! Es la una y cinco minutos de la madrugada y miro perplejo mi reloj.
Ya sabía que hay programas que se repiten en todas las cadenas. Lo que no entiendo es por qué no los acomodan para que sirvan en cualquier circunstancia. Me sorprende ver en algunos al personal en ropa de verano, cuando por la ventana percibo los copos que caen mansamente.
Ya tenía noticia de que hay seres humanos cuya inteligencia no es mayor que el de una pulga. Me sigue maravillando que se les de tanta cancha. Ahora se dice que se convierten en “virales”. ¿Por lo del virus que les puede estar afectando?
Jesús de Nazaret pasó en su pueblo gran parte de su vida, casi toda. Y supongo que habitaría con su familia en una casa, chabola, cueva o similar. Ahora parece que la han encontrado. Qué afán por destacar aquello que menos importancia tiene. Al menos él, Jesús, no se la dio. Una sola vez, creo recordar, dicen los evangelios que volvió a casa. Y no parece que le fuera demasiado bien.
La noticia del día, sin embargo, son las cifras que se proclaman del paro. Las mejores desde hace mucho tiempo. Febrero de 15 ha resultado providencial, ha puesto esta crisis del revés. Lo creo. Nada más ver la cara de Z, con el que he coincidido en la mañana a la puerta de nuestra enfermera favorita, él por una receta y yo por otra, ha empezado mi proceso hacia la fe. Encontrar trabajo le ha devuelto a la vida. Tiene hasta menos cenicienta la cara. La pena es que es solo por tres meses, y gracias a la fibra óptica. Le tocó entrar y yo busqué ocupación mientras esperaba.
Leo que cinco mil millones de personas carecen de analgésicos para paliar sus dolores, y harto de la vida, apago el mac y me voy a la cama a leer algo que me predisponga a recibir a Morfeo.

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