Olvidarse de los pobres no es delito



Pero dice demasiado de los que no lo somos. Y no es agradable. Suele ocurrir, sin embargo, que a veces le sorprenden a uno con un ¡gracias por acordarte de nosotros!
Somos desmemoriados en la generalidad de los casos. Sólo en contadas ocasiones y por motivos muy concretos; también con las personas que más nos importan.
Sucede que vivimos a lo nuestro y centrados en asuntos propios. De espaldas a todo lo demás, o casi.
Forges ha seguido insistiendo, y va para cinco años, “pero no te olvides de Haití”. Tratara lo que tratara, expresara lo que fuera, él machacaba mi conciencia un día sí y otro también. Ayer no se le pasó, no tuvo oportunidad. Hoy vuelve a las andadas, y yo se lo agradezco en mi nombre y en el del pueblo sufrido de Haití.
Gracias, Antonio, eres un profeta.

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