Oraciones para usar


Hoy en la Eucaristía había aire de fiesta, pero también un silencio especialmente significativo. Familias completas, personas solas, jóvenes por una parte y mayores por otra. Tocaba hablar de la familia y nadie quería romper ese silencio engorroso al tiempo que claramente expresivo. ¿Qué decir? ¿Qué expresar que no fueran meras palabras? ¿Alguien tenía a mano una guía a modo vademecum para acertar? “Así es la vida”, dicho por la madre que abandonó a sus tres hijas en un lugar de Asturias, ante el juez y como única explicación, nos había dejado, o ya lo estábamos desde antes de empezar, mudos ante la realidad tozuda e innegable.
Alguien dijo que leyera unas oraciones que una vez comentamos en esta misma fecha. Fue hace más de veinte años. Entonces a todos nos parecieron apropiadas. Hoy, según parece, era el único recurso. No las tengo aquí, repliqué. Y continuamos. A la salida se me indicó que las colgara en Internet, para que estuvieran disponibles.
He buscado por la red, y no parece que estén, al menos tal como yo las recogí. Las coloco ahora, indicando que no sé su origen, pero que por lo menos datan de 1992. Agradezco a quien o quienes las pusieron a mi alcance, dándome la oportunidad de publicarlas en libertad.

Oración de unos padres
Señor, queremos formar unos hijos valientes,
decididos y llenos de pundonor.
Danos, Señor, unos hijos humildes y sencillos,
conscientes de que sin Ti nada son.
Que sepan oír consejos;
que no les cueste descubrir sus fallos;
que acepten sugerencias;
que sepan que muchas veces van a estar equivocados;
que sepan que nunca van a ser poseedores de toda la verdad
y que, por eso, muchas veces deberán pedir perdón.
Unos hijos, Señor, que sean honrados, eficientes.
Que aspiren a ser libres;
que jamás callen ante las injusticias;
y que no permitan que pisoteen sus derechos.
Pero que, jamás, por defender sus intereses,
pasen por encima de los derechos de los demás;
y que por amor estén siempre dispuestos a perdonar.
Queremos unos hijos escrupulosos en el manejo de los bienes ajenos;
que sepan padecer pobrezas
antes de hacer mal uso de lo que no les pertenece.
Unos hijos con mentalidad de adultos, pero con ojos y corazón de niños;
abiertos a ideas y tiempos nuevos, nunca acomodados, siempre inquietos.
Que encuentren la alegría en las cosas sencillas de la vida
y que sepan mantener el espíritu en alto aun en los momentos difíciles.
Queremos unos hijos que comprendan
que deben formarse lo mejor posible,
no para lograr dinero o para incorporarse a la sociedad de consumo,
sino para servir a sus hermanos.
Unos hijos que sepan poner el interés de los demás antes que el propio
y para quienes el ideal sea lograr el bienestar y la felicidad del prójimo.
Queremos, Señor, unos hijos que sepan compartir las alegrías de los otros
y también sus fracasos, tristezas y sufrimientos.
Señor, soñamos con tener unos hijos que confíen en los demás;
que crean en los demás;
que sepan tomar decisiones,
pero que sepan también delegar responsabilidades.
Queremos inculcar en nuestros hijos el deseo,
no de ser socios de clubes ni de empresas comerciales,
sino de ser parte de una sociedad más justa, sin clases ni divisiones,
en donde todos tengan acceso a los beneficios propios de los seres humanos.
En resumen, ayúdanos, Señor, a formar unos hijos que se parezcan a Ti,
capaces de llegar hasta el sacrificio
con esperanza en tu triunfo y tu resurrección.
Hay algo que te queremos pedir especialmente
y es tu Gracia para nosotros, sus padres.
Danos tu ayuda, tu fuerza, tu amor, tu humildad,
tu entrega, tu esperanza, tu alegría, tu constancia:
ya que sólo pareciéndonos a Ti,
viviendo todo eso que queremos y soñamos para nuestros hijos,
seremos capaces de despertar en ellos estos ideales;
sólo así seremos capaces de formar estos hombres nuevos
capaces de construir un mundo nuevo.

Oración de unos hijos
Hoy, Señor, te damos gracias por nuestra familia.
Gracias por nuestros padres:
Siendo jóvenes quisieron complicarse la vida
y nos trajeron al mundo.
Nos han colmado de amor
y nos han enseñado a amar;
han llenado nuestra vida de besos,
de caricias, de cuidados, de regalos…
Y nos acompañan dando seguridad en nuestros años.
Gracias por nuestros abuelos y tíos.
Ellos también nos han ayudado a crecer,
nos han soportado y nos han entregado su cariño.
Queremos también pedirte algo para nosotros, los hijos:
Ayúdanos, Señor,
a crecer en el amor y repartirlo,
a crecer en experiencia y compartirla.
Conserva nuestras familias unidas en el amor,
para que entre todas
construyamos el mundo sobre la solidaridad.
Ni que decir tiene que aquí faltan otras oraciones. Una por ejemplo, por los esposos. Otra por los hijos que sufren la ruptura de sus padres. Otra por quienes no han podido, no han sabido o no han querido conservarse como esposos. Y otra… En fin, ya se ve que la lista puede ser interminable.

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