Así, sin proceso constituyente ni votaciones
amañadas, Gumi ostenta ahora el puesto más alto en la jerarquía animal “irracional”
en esta república irresponsable que es mi casa. Y se le ha venido el cielo
entero encima de su enorme cabeza. Ni las orejonas que le honran han paliado
semejante desplome. Anda ahora sumido en sus pensamientos, el pobre, y requiere
unos mimos que siempre despreció olímpicamente.
El caso es que la entrada de Luna, por un
lado, como refugiada, y de Tano como desahuciado, por otro, ha llenado con
creces el hueco vacío, rebajando la edad media y haciendo de Gumi el más viejo
del lugar. Ni el ya veterano Bienve, ni la novata Codorniz, que también ha
pedido cuartelillo, han colaborado en su favor. Gumi, a sus cinco años
corridos, se ha convertido en el más anciano del lugar. Y eso trae
consecuencias.
He aquí manifiesta una manera natural de
llegar a lo más alto, por el simple discurrir del tiempo.
Recuerdo una peli de indios y vaqueros, cuyo título
se me borró de la memoria, en la que los ancianos jefes indios se veían
sorprendidos por la aparición de jóvenes guerreros que les disputaban el bastón
de mando. Así fue como indios y vaqueros se coaligaron para combatir a los
advenedizos, porque era impensable tal volteo en los usos y costumbres, aunque
fuera en el lejano Oeste. Al final, antes del the end, el buen orden volvía a
campar, y las praderas retornaron a la pacífica convivencia, con el solo y único
perjuicio para los bisontes, que se vieron seriamente perseguidos y cazados.
O sea, que es del todo anómalo que los más jóvenes
aspiren a gobernar. No sé si en ha historia habrá habido alguna comunidad
humana que funcionara de esa manera, siendo gobernada por los jóvenes. ¿Pueritocracia
podría ser su denominación?
Mucho más acostumbrada a las gerontocracias
de cualquier estilo, la aparición de esta nueva figura política en la vida pública
nacional, ha levantado el ánimo de buena parte de la ciudadanía, y ha llenado
de incertidumbre a la otra parte, no menos buena. La zona intermedia calla, no
sabe no responde y espera sin sentirse interpelada, ni preocupada, ni
interesada, ni…
A saber lo que pasará y lo que llegaremos a
ver. Puede que los más ancianos rejuvenezcan y saquen de su propio baúl de los
recuerdos los bríos e ilusiones de otros tiempos. Puede que los más jóvenes
maduren y envejezcan a marchas forzadas, habilitándose por la vía rápida para
lo que sea menester. Y puede que los maduros, maduremos del todo y, de repente,
nos caigamos del árbol, con quebranto de nuestro propio cuerpo, pero con el ánimo
en sazón y a punto de caramelo.
En fin, Gumi es ahora el que gobierna. No
es el mejor ni el más sensato, su fortaleza es sólo física, carece de
experiencia porque todo le ha sido dado, ha tenido muy buenos compañeros y algo
deberían haberle contagiado, nació predestinado para estar aquí y el azar le ha
obsequiado con un nuevo juguete en el pequeñarra Tano, que resulta ser la horma
de su zapato. Ahora mismo están, entre los dos, destrozando esta cochambrosa
morada.
No tengo, sin embargo, duda alguna de que
asumirá su nueva realidad y cumplirá con sus deberes para controlar la situación
y que todo siga en orden.
¿Hay o no hay orden? ¡Esa es la cuestión!
¡Pero bueno, y Tano ¿de dónde ha salido?! No lo habías presentado, hasta ahora, sí a Luna. Madre mía, la que te espera con ese pelo tan frondoso y los lugares por los que sueles pasearlos. Te vas a pasar media vida cepillando y cepillando... Tú sabrás...
ResponderEliminarBesos