Mi canario nunca tuvo nombre propio



No se lo voy a poner ahora que ya no le hace falta. Le bastó mi sola presencia para romper a cantar. Y sólo aquí, para hablar de él, he usado “Mi canario” o “Pichurri”, pero sólo por que no pareciera huérfano o abandonado.
Nunca lo estuvo. Lo adquirí para que mi mamá estuviera entretenida en sus últimos tiempos, en que la vista, la audición y hasta el habla se le fueron anulando. Luego mi papá simplemente dijo “llévatelo, hijo”. Y me lo traje.
Me ha acompañado durante nueve años. Alegre siempre, sus baños eran una fiesta, no importa que salpicara cuanto pillara. En el mismo sitio donde ahora se ve la jaula vacía, avisaba de alguien que entraba o salía, porque entonces redoblaba sus trinos.
Lo he enterrado al pie del cedro, donde puse a mi jilguero hace ya demasiado tiempo.
Ahora tengo el amplio ventanal expedito para ver entero el jardín y ya no volverán a mojarse los cristales, ni las plantas del alfeizar a llenarse de cáscaras de alpiste y de neguilla. No es ganancia.
Sólo querría saber la respuesta a esta pregunta: ¿Dónde van los animalitos cuando se les agota la vida? ¿Tendrán su cielo particular o seguirán acompañándonos?


3 comentarios:

  1. Lo siento Miguel Angel, duele la ausencia de todo ser vivo que nos ha acompañado en nuestro hogar, porque es querido.
    Quiero creer que hay un cielo donde se reúnen, allí están Moli, Ruf, Sola, Puchi, tu Pichurri y el mío. Eso seguro y vivos para siempre en nuestro recuerdo.
    Besos.

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  2. Bienvenido de nuevo, te hacía enredado en la reparación de tu máquina o sistema operativo o como quiera que se denomine este invento que nos permite estar en comunicación cuasi constante o, al menos, tan frecuentemente como queramos. Lo dicho, me alegro de leerte de nuevo porque ya empezaba a pensar en el teléfono por si te pasaba algo. Ya veo que el asunto es sensible. Es muy tremendo cuando seres vivos de nuestro entorno desaparecen, a mi me daba pena hasta de las plantas por eso las he reducido a dos, duras y resistentes y por herencia.

    Por cierto, la pregunta que te haces, tú mismo sabes ya la respuesta así que supongo que es retórica, ¿o no?.

    Besos

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  3. Por la cuadra en silencio, encendiéndose cada vez que pasaba por el rayo de sol de la ventanilla, revolaba una bella mariposa de tres colores...

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