Encender/apagar




No siempre se alcanza lo que se espera, aunque ayer, vísperas de Pentecostés, San Pablo nos dijera que “solamente en esperanza estamos salvados” (Romanos 8, 23).
Esta mañana ansiaba tener la iglesia repleta de personal, porque el momento lo pedía. Pero nos quedamos en media entrada. El buen tiempo, las primeras comuniones y las diversas celebraciones tradicionales de nuestros pueblos tuvieron la culpa. Dichosa y feliz culpa.
Con todo y con eso, hicimos lo que teníamos que hacer, y encendimos nuestras velas y apagamos el cirio, porque en Pentecostés ocurre eso. Es un signo y reflejo de nuestra propia vida, encendemos y apagamos a lo largo de nuestra existencia tantas cosas…
Afortunadamente, si la memoria falla, hay una cosa que se llama Internet que guarda todo cuanto en ese enorme armario puede caber, y parece no tener límite. He conseguido reunir estos cuadritos de José Luis Cortés, algunos ya desaparecidos e inencontrables, y los he guardado a buen recaudo. Aquí los expongo. No necesariamente coincido esta vez con su pensamiento, pero resulta sumamente curiosa su forma de ver una realidad tan simple y al mismo tiempo tan complicada como Pentecostés.









En esta última, sin embargo, concuerdo absolutamente. Incluso diría más: abstenerse en este caso es perjudicial para la salud.

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