Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó (Juan 20, 8)


Faltan casi dos horas y ya lo tengo todo listo. Aún no hemos comenzado y el cansancio me quiere avasallar. No lo consentiré, ¡vive Dios!
¿No te estás adelantando a san juan?, dice una vecina al verme con la hoguera. Las compañeras callan y sonríen. Es la única que no lo sabe. Y mira que estar está; incluso a diario.
Esta noche no se anuncia con trompetas y tambores. Como la de Navidad, sólo alcanza a quien espera… y no desespera.
La empecé con prisas, porque amenazaba la truena. Agarró con fuerza y en seguida prendió troncos y ramas.
Ahora está a la espera de recibir los ramos del domingo…
Claro, si la lluvia lo permite.
Con todo y con eso, brasas tendremos para encender el cirio y los ánimos, que ya están caldeados desde tiempo ha.
¡¡¡Feliz noche de Pascua!!!
¡¡¡Feliz Pascua Florida!!!

Es hora de entrar en la noche sin miedo,

de atravesar ciudades y pueblos,

de quemar lo viejo y comprar vino nuevo,

de quedarse en el corazón del mundo,

de creer en medio de la oscuridad y los truenos.

¡Es la hora de la vida nueva!



Es hora de levantarse del sueño,

de salir al balcón de la vida,

de mirar los rincones y el horizonte,

de asomarse al infinito aunque nos dé vértigo,

de anunciar, cantar y proclamar.

¡Es hora de la vida nueva!



Es hora de romper los esquemas de siempre,

de escuchar las palabras del silencio,

de cerrar los ojos para ver mejor,

de gustar su presencia callada,

de andar por los desiertos.

¡Es hora de la vida nueva!



Es hora de despertar al alba,

de descubrir su presencia entre nosotros,

de iniciar caminos nuevos,

de andar en confianza,

de pasar a la otra orilla.

¡Es la hora de la vida nueva!



Es la hora de confesar la vida,

de hablar poco y vivir mucho,

de arriesgarlo todo apostando por Él,

de sentarse a la mesa y calentar el corazón,

de esperar contra toda esperanza.

¡Es la hora de la vida nueva!



¡Es Pascua, el paso de Dios por nuestro mundo

lavando las heridas,

sembrando esperanza,

levantando la vida,

llenando de semillas nuestras alforjas vacías!

(Florentino Ulibarri)

Lo permitió, faltaría más. Ya son suyas…
Ahora a ver si seguimos teniendo suerte y podemos con el pica-pica de después. ¡Hay que celebrarlo!
Lo dicho, que ustedes tengan una muy feliz Pascua de Resurrección.

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