Qué difícil me resulta pensar en San José de esta manera


La Sagrada Familia del Pajarito. Sebastián Esteban Murillo. Hacia 1650. Museo Nacional del Prado
Es verdad que la mejor manera de celebrar a una persona currante es currando, no holgando. La fiesta de San José bendito, sin embargo, siempre la he pensado superlativamente, es decir, haciendo una fiestorra.
Así que no consigo compaginar el ruido de “martillos, turbinas, ladridos, chubascos” con el de un José silencioso, que no se deja hundir por el misterio que le sobreviene sino que agudiza todo lo demás, –ojos, oídos, corazón, cerebro, risa y llanto–, para entonar sin palabras el más bello canto a la vida.
Como tampoco logro comprender qué sea eso de “putativo” referido a un padre tan esforzado. ¿Querrá decir, por ventura, que sólo cuenta a la hora de la verdad si un bichito con cola sube contra corriente para pillar y luego anidar? Y todo lo demás, ¡qué!
Al pobre de San José siempre le han roído los calzones los pillastres con hocico y rabo, y así lo tenemos, a la sombra, entre bambalinas y siempre de segundón.
Hay que reivindicarle por si él no supiera hacerlo. A fuerza de considerarle tan poquita cosa parece como si no contara. Pues sépase que fue él, José, quien puso nombre a Jesús, que lo dice el evangelio. Y eso es mucho decir, porque es lo primero que dice la Biblia que hizo el hombre, poner nombre a los animales y a las cosas. O sea.
Fue, igualmente, el que acompañó a María gestante y luego alumbrante. No daría biberones, o sí, vaya usted a saber. Y cambiaría pañales, y le haría al niño pedorretas y arrumacos. Le dormiría y le bañaría. Y aluego, le llevaría a cazar ranas y renacuajos, a buscar nidos y a contar estrellas. Sería su maestro en el taller, le llevaría de la mano calle arriba hasta la sinagoga del pueblo, le mostraría orgulloso como su hijo ante los paisanos; y, lo mismo que lo hizo viajero de ida y vuelta hasta Egipto, también le llevó a Jerusalén, dándole tanta cuerda que hasta se perdió entre los sabios de entonces.
En fin, que San José fue el padre de Jesús para todos  los efectos. Los que cuentan, claro.
Así que no veo por qué tenemos que considerar que el diez y nueve de marzo tenga que venir en rojo. Puede estar en negro, como lo demás, o en azul o en amarillo. Pero una cosa no me parece: que pase este día y, como no hay holganza, nos olvidemos del José el de la María, sí hombre sí, de Nazaret de Judá; un pueblito perdido entre montañas que no aparece en los mapas ni de entonces ni de ahora. Fue todo un pedazo de ser humano, e hizo lo que tenía que hacer, en silencio y con aplicación. Con toda la aplicación del mundo.

2 comentarios:

  1. Oye aquí se hace fiesta a lo grande,con tracas por todos los grandes y los pequeños pueblos.

    No se si a la gente le alcanza la importancia de José, esposo de María y padre de Jesús, de toda su labor y del silencio al que, no comprendo el motivo, le han sometido, parece que solo unos pocos alcanzan la visión del padre; Saramago por ejemplo en su "Evangelio según Saramago", hace un discurso de lo que pudo ser José el padre de Jesús, su sufrimiento sabiendo que su hijo tenía altas miras y se estaba metiendo en terrenos resbaladizos, queriendo proteger al que ya volaba por si mismo. Todo eso que padres y madres compartimos con nuestros hijos y no me cabe la menor duda haría también él.
    Estoy de acuerdo contigo. No acepto este José castrado que nos pintan, no. Lo quiero ver esposo amantísimo y padre que para mi es lo que fue, y el que venga detrás con otras milongas qué arree.

    Hoy primer día de primavera, eso dice el google al abrirlo, pero llevamos ya un par de días que el tiempo es de eso : de primavera. El campo y el jardín se están poniendo preciosos, ahí ando con mis afanes jardineriles.

    Un besazo, y tu eres un padrazo ¡ de los de cuidado!, no habrás tenido hijos propios, pero es lo de menos, con las cuadrillas que llevas entre manos ya tienes bastante.

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  2. Pues aquí el primer día de primavera empezó bien, pero se está estropeando al paso de la oca.

    Para celebrar a la prima Vera he rescatado de un perdido tres pequeños almendros, de esos de cáscara dura y dulzor afrodisíaco. Si consigo que arraiguen, cuando den fruto te mando un bolsón.

    Besos paternales… ;=)

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