No lo corrijo, pero
lo explico. Quise escribir, pero el aparato hizo lo que quiso y juntó palabras.
Y acertó, porque a las duras, a las maduras dice bastante menos. Hay quien las
tiene de cartón piedra, y quien de pura piedra-piedra, o sea, auténtico
basalto.
Me refiero a la
réplica de una tal Caram a una crítica de un tal Jorge. Ella, monja de clausura
en boga periodística y mediática; él, cura en su parroquia con blog también
marchoso.
No reproduzco sus
afirmaciones, porque yo por esas tierras no transito. Quien lo haga, verá. Yo
sólo sé por intermediaciones. Y no me gusta lo que me ha llegado.
Si alguien sale en la
tele, que mida sus palabras y se atenga a las consecuencias. Quien critica, que
asuma la réplica que le llegue.
Pero los modos, ¡hay
los modos!, no me parece que sean de buen recibo.
Aquello de “mirad
cómo se aman” lo hemos transmutado por esto que dice “mirad cómo se
despellejan”. Nada nuevo bajo el sol, porque ya San Pablo lo puso sobre la
mesa: « Cuidado, que si os seguís
mordiendo y devorando unos a otros, os vais a destrozar mutuamente» (Gálatas
5).
Desde que llegué me
olió poco bien. “Este es un carca”. “Ese es un progre resentido”. “Aquel aspira
a torquemada”. Enseguida vi que el personal estaba dividido, separado,
enfrentado. Y no ha cambiado con el tiempo, salvo para empeorar. ¡De Trento!
¡Pues yo soy del Vaticano II! Ello no obstante, aquí todos respirábamos, eso se
decía con insistencia, el aire nuevo conciliar. ¡Cincuenta años! Ahora todos y
todas somos de Francisco. Pues qué bien. Queda la mar de bonito.
Claro que es normal
que existan diferentes sensibilidades; al fin y al cabo cada quien mira por su
agujerito y ve las cosas a su modo y manera. Que si casulla de guitarra, que si
sólo alba y estola, que si para qué disfraces…
No me ha gustado nada
la réplica de la tal Lucía. Si se ha picado, que coma ajos. Y si no, porque
está por encima de esas pequeñeces, ¿a qué ton responder como lo ha hecho?
La máquina me ha
corregido, y esto empieza a preocuparme. ¿Llegará un momento en que los robots
nos superen en sensibilidad y dulzura?
Casi resulta bondadoso
quedarse alicorto que alado con alas duras de pelar… y peor de digerir.
No me he enterado de nada. ¡Cuenta, cuenta!. O por lo menos dime dónde puedo ilustrarme. Se veía venir. Antes o después alguien diría algo sobre la forma de expresarse y no sólo sobre la forma, también sobre el fondo de determinadas cuestiones que expresa la tal sor Lucía. Las formas: ¡ay las formas! (quítale la h a ¡hay los modos! que me marea).
ResponderEliminarBueno cuando haya visto-leído lo que haya acontecido ya diré... o no, veremos.
Besos
No cuento nada, yo lo cuenta ella en twitter por lo visto.
ResponderEliminarEn cuanto a la ortografía, esta vez no corrijo, pero me explico: a veces surge algo de repente, mientras voy o vengo, y me da por escribirlo. Esta mañana la he pasado casi entera encima de un camión de 26Tn descargando alimentos. En una pausa entre viaje y viaje, tecleé precipitadamente y publiqué, sin revisión ni corrección. Es lo que tiene un blog, que hay veces que no se repasan las cosas.
Me pareció que el tema sólo merecía un exabrupto, pero como no sé cómo hacerlo, puse esta entrada completamente evitable. No merece la pena.
Sí mandarte besos
Pues de momento no sé qué ha pasado y como lo de twitter no lo manejo, ni ganas, me quedaré a la espera. Ya opinaré si procede.
ResponderEliminarHaces bien, con tus "h" y tus "x" haces lo que te parece que para eso son tuyas.
Mas besos.
¡Ya lo tengo!.
ResponderEliminarSé cómo se expresa la monja. Hay cosas que me parecen bien y otras en las que -en mi opinión- podría darle alguna vuelta más y darse cuenta de la enorme contradicción en la que cae. Me faltaba saber quién era el cura. He buscado y he encontrado la entrada de su blog en la que opina sobre la entrevista en la Cuatro. Y he decidido: prefiero a la monja mil veces con todos sus resbalones. El cura es... de los de la peor especie. Es en cura lo que Gallardón es en política: un lobo disfrazado de cordero. Y estos a mi me irritan positivamente. Un señoritingo-cura que no baja al barro ni por asomo. Sólo hay que leer a los que le comentan, ¡vaya, vaya!. Vade retro, pues, al cura Jorge ese. Sus modos son muchísimo peores que los de la monja, ya te lo digo, Míguel.
He hecho mis deberes para conmigo misma: criticar duramente a un cura que cree saber mas de la vida en pareja que los que vive en pareja, ¡toma soberbia!. Y todo porque lee libros, eso dice él al menos. Y da charlas, ¡que Dios nos coja confesados!. Así está la iglesia católica. No digo más.
Besos, amigo, sigues siendo mi cura preferido, sin duda ninguna.
P.D. No sé si a la monja le da tiempo de mantener personalmente su twitter, a lo mejor/peor hay alguien que se lo mantiene ‘vivo’ y pasan cosas raras como responder a un mequetrefe como el cura en cuestión. Yo habría pasado de él ampliamente.
Ya te tenía dicho que esta entrada era evitable. Como el asunto, perfectamente anodino.
ResponderEliminarQuise decir "completamente", pero se me escurrió entre los dedos.
ResponderEliminarBesos
Julia, no puedo estar más de acuerdo contigo. Eso sí, el cura en cuestión insulta con mucha elegancia. Sor Lucía es mucho más visceral. Yo también me quedo con la segunda, sin lugar a dudas.
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