En mi pueblo había
una persona que era tan buena que terciaba en todos los asuntos, fueran
familiares o vecinales. No es que la llamaran para mediar, es que se metía de
rondón. Y las más de las veces, también metía la pata. Incluso en cierta
ocasión en que quiso hacer de juez de paz en el reparto de una herencia entre
hermanos, salió malamente con las dos partes.
Esto de ahora, con la
aparición en escena de unos verificadores internacionales pagados con dinero
europeo, me ha causado sorpresa. Y no digo que me haya hecho reír, que no. Pero
bien pudiera, si no se tratara de un asunto tan grave y tan urgente.
Tienen pedigrí, según
he podido comprobar. Están cualificados para esa gestión, y experiencia parece
sobrarles. Por eso precisamente me ha llamado la atención la manera como han
procedido en este caso.
Las veces que he
tenido que visitar al señor/señora notario/a, no me ha valido con decir “esta
es mi palabra”, documéntemela. Me ha exigido hechos, justificantes, facturas y
documentos. Ver para creer.
A estos cinco, dos y
tres o viceversa, parece que no, porque saben leer en lo profundo, y ya han
visto que las intenciones son leales.
Lo malo es que a mí su
sola palabra, aunque tenga autoridad, no me sirve. Ni siquiera asegurándome que
tan sólo han cobrado 750 euros diarios para comer y dormir. También podrían
haber venido andando y con la mochila a cuestas. Entonces en mi opinión habrían
estado más convincentes. Sólo por eso, ya les habría prestado mi atención.
Si quienes les han pedido venir, (o ir, porque parece que ha sido en el país vecino del norte) son los mismos a quienes deben verificar, seguro que es trampa. Seguro que estos verificadores son una filfa, fijo y fijo. No es de recibo que se dediquen a estas tontás con tanta parafernalia mediática. Si los que deben abandonar sus malos hábitos de matar quieren hacerlo bien, ya saben cómo hacerlo y tienen a gentes en su propio país que estarían encantados de hacer de verificadores, a saber: por una parte a algunos curas, por otra parte al partido que gobierna allí, y, además, no les faltaría la ayuda inestimable de unos cuantos personajes más que pululan por esos mundos. Si andan con semejantes "verificadores" es que no tienen ganas de hacerlo bien y quieren guardarse un as, o incluso más de uno, en la manga por si no les gusta eso de vivir como personas normales y echan de menos jugar a los cowboys.
ResponderEliminarYo tampoco me los creo.
Besos