Exactamente sus
palabras han sido éstas: «Cada día estamos llamados a ser 'caricias de Dios' para quienes quizá han olvidado las
primeras caricias, que quizá nunca en su vida han sentido una caricia». Y con
ellas me ha tocado muy adentro papa Francisco.
En el día de Todos
los Santos y Santas, ¡qué bien nos vendría sentir la caricia de Dios y
hacérsela sentir a los demás!
Acariciémonos los
unos a los otros. Dejemos que la corriente de santidad circule libremente sin
ponerle trabas, sin echar cerrojos, dando y recibiendo en un movimiento
recíproco, y también reflexivo.
Repitámonos una y
otra vez estas bienaventuranzas para que rearmarnos cuantas veces hagan falta y
que no decaiga la esperanza y las ganas de alcanzar, aquí y ahora, no en otra
vida, la felicidad.
Felices
quienes pueden ver y valorar los pequeños-grandes milagros que se producen cada
día en nuestro mundo, desde el amanecer hasta la puesta de sol.
Felices
quienes son capaces de prescindir de todo lo que les ata, porque ya son libres.
Felices
quienes se bañan cada mañana en las aguas ardientes de la ternura y la alegría.
Felices
quienes renacen cuando perciben que aún conservan destellos del niño o la niña
que llevan dentro.
Felices
quienes se reenamoran cada mañana y reinventan los besos, las flores, las
palabras, las miradas.
Felices
quienes oran sin prisa, sin método, como si conversaran con su mejor amigo.
Felices
quienes sienten la amistad como un perfume siempre fresco, cuya fragancia les
embriaga.
Felices
quienes derraman una lágrima ante la imagen de una mujer maltratada.
Felices
quienes descubren al atardecer de cada día qué es lo necesario y qué lo
superfluo en su existencia.
Felices
quienes siguen soñando, recuerdan sus sueños e intentan hacerlos realidad.
Felices
quienes, cuando les aumentan el sueldo, analizan cuánto más pueden compartir.
Felices
quienes se detienen en el sendero de la vida, miran a su alrededor con
serenidad y continúan caminando.
Felices
quienes se reservan cada día unos momentos de silencio para entrar gozosos en
su corazón.
Felices
quienes beben en las fuentes de la Palabra y de los acontecimientos cotidianos.
Felices
quienes no se dejan abatir por los problemas, ni se complacen excesivamente en
sus éxitos.
Felices
quienes se conmueven y luchan por eliminar la miseria, el odio y la injusticia.
Felices
quienes mantienen la esperanza, a pesar de tanta muerte, hambre y violencia.
Felices
quienes celebran con gozo las pequeñas e importantes victorias de los pobres.
Felices
quienes tejen con paciencia y firmeza a su alrededor redes de solidaridad.
Felices
quienes intentan descubrir en los demás lo positivo que tienen y disculpan sus
errores.
Felices
quienes llenan su corazón de amor por la Madre Tierra y la cuidan con ternura.
Felices
quienes mantienen una búsqueda permanente del Misterio en lo profundo de su
corazón y en los demás.
Felices
quienes vibran de gozo con su comunidad y se encuentran vacíos cuando están
lejos de ella.
Felices
quienes son vulnerables, lloran, gozan y se mantienen fieles, cercanos a los
afligidos.
Felices
quienes son perseguidos por seguir tercamente la estrella de la utopía.
Felices
quienes han descubierto que su cadena original de ADN y la de la humanidad es
el amor y la solidaridad.
Felices
quienes trabajan por la paz en su vida y luchan a la vez por la justicia en el
mundo.
Felices
quienes han descubierto que la pobreza no libera, pero los empobrecidos sí.
Felices
quienes se siguen asombrando, siguen jugando, riendo, contemplando,
agradeciendo, acariciando, sintiendo.
Felices
quienes saben contemplar y reconocer las huellas, el paso, los sentimientos que
el buen Padre y Madre Dios va sembrando en su propia vida.
Felices
quienes continúan fieles al amor de Dios manifestado en Jesús, pero abiertos al
viento del Espíritu que sopla donde quiere, nos invita a ser libres, sin saber
nunca hacia dónde nos encaminará.
MIguel
Ángel Mesa
¡Preciosa caricia la qué hoy nos llega de tus manos!
ResponderEliminarGracias, me dejo acunar por esta hermosura y también compartiré con quien llegue.
El día 29 fue el cumpleaños de Ignacio y esta tarde vienen sus amigos, ellos me ayudaran a vaciar su armario de ropas, serán un regalo para ellos y también quieren algunos libros. Poco a poco el espacio se va haciendo mas grande, se va llenando de vacuidad, porque lo material está dejando paso a “otro tipo de llenado”.
Porque lo que se vacía será llenado...
Feliz fiesta de todos los santos.
Besos
Amén, querido Míguel.
ResponderEliminarBesos