Me contuve con el
estropajo en la mano, porque al pronto se me vino la imagen de las figuras,
humanas y animales, que decoran tantas cavernas que otrora fueran habitadas.
Esto no se puede borrar sin más ni más, pensé. Hay que tomarse un respiro… y
contemplar.
No es un perro,
tampoco animal cualquiera. Aunque lo parezca. Es simple y llanamente una forma
caprichosa que mi cafetera ha provocado en mi cocina.
Pero ocurre una cosa,
y no banal. La forma de mirar imprime carácter. No es indiferente cómo, desde dónde
y para qué. Ya lo decía el poeta: “un hombre solo, una mujer, así tomados de
uno en uno, son como polvo, no son nada”.
De cerca se aprecia
una cosa, de lejos otra bien diferente. En lo inmediato resalta algo que en el
conjunto pasa del todo desapercibido.
Y sin embargo
necesito las dos distancias, e incluso otra intermedia, para hacerme con la
realidad. Aún así, no siempre acierto. Se me escapan tantas cosas…
Es curioso como las cosas se ven de una forma u otra según se enfoquen.
ResponderEliminarbESOS
Sí, la realidad es poliédrica; pero el que mira puede tener la vista cansada, o las gafas sucias, lo cual aún lo hace más complicado.
ResponderEliminarBesos, Laura