Lo que usted busca no
existe en el mercado, o, eso ya no se fabrica, son respuestas que suelo recibir
cuando intento adquirir alguna cosa que necesito.
Me pasó ayer mismo
tratando de comprarme unas sandalias. Porque yo soy de sandalias en verano y
tirantes a tiempo completo. Pero unas sandalias sencillas, tipo frailuno,
parece que ya no se estilan; he tenido que apañarme con unas que no me gustan,
pero dentro de lo que cabe pueden servirme. Prometo esta vez no hacer ningún
tipo de adaptación, las usaré tal cual.
Sin embargo eso no
suele ocurrirme. ¡Qué va! Generalmente a mis cosas las transformo, poco o
mucho, según mis necesidades. Así, por ejemplo, los ventiladores de los que
hablé aquí el otro día, no fue y atinar; no; antes dediqué tiempo a ver por
aquí y por allá modelos, colores y precios. Y cuando por fin me decidí por unos
en concreto, ya tenía en mente el tipo de acomodación que había que hacer para
que sirvieran.
El ventilador por el
que me incliné fue este, pero no era útil tal cual me lo entregaban. Por
supuesto venía todo desarmado para ocupar el mínimo espacio. Al montaje
correspondiente, le apliqué luego la manipulación necesaria. Veamos.
En los laterales del
templo, con los radiadores corridos que cubren toda la pared, además de
resultar bajos no había espacio para ellos en el pasillo. Así que había que
colocarlos sobre los radiadores, y sin clavar nada en la pared. Esta fue la
solución que resultó la más laboriosa, por eso está en primer lugar:
El fondo el templo
está todo acristalado. Había que ponerlos lo más alto posible, y con unos
trozos de listones sobrantes de los bancos del jardín así quedaron:
En el presbiterio
hubo que buscar también el acomodo, y no lo tuve muy difícil con unos simples
trozos de tubo de pvc:
Finalmente en el coro
había que colocarlos ni tan bajos ni muy altos, y esta fue la medida que hacía
falta:
La conducción eléctrica no supuso mayor problema, porque ya estamos acostumbrados a que los cables de los ordenadores e impresoras recorran las rinconeras y pasillos de nuestras casas. Debajo de los radiadores pasan totalmente desapercibidos.
De los catorce que
puse, ninguno sirvió tal como llegó. Parece mentira en estos tiempos que
vivimos, en los que incluso la tv que compré el verano pasado tenía un montón
de fijaciones para colocarse encima de, o fija en la pared, o inclinada e
inclinable, para poner en el centro, a la derecha o a la izquierda… de tal
manera que ahora en la caja de embalaje duermen un montón de artefactos que me
sobran porque yo sólo la quería para poner encima de una estantería.
Voy a poner otro
ejemplo. Gumi, cuando llegó a esta casa, también hubo que adaptarle a las
circunstancias. No sirvió el biberón de la farmacia, ni tampoco un guante de
látex para que chupara por un dedo; hubo que alimentarle al principio
escurriendo con una esponja sobre su boca hasta que aprendió a lamer. Y luego
hubo que curarle la infección que agarró por culpa de los gatos del vecindario
que habían hecho del jardín parroquial su patio de esparcimiento y evacuación.
Y después vino lo del tercer párpado, y más tarde lo de su uña arrancada por
una burrada infantil… Y ahora mismo es ese absceso que ni veterinario diplomado
ni médico en ejercicio se atreven a reducir debidamente porque, habría que
operarle, hace falta dormirle, tendrá algún cuerpo extraño, será una costilla
rota, convendría hacerle una radiografía…
En fin, tras la
manipulación que realicé sobre el pobre animal el pasado lunes, este es el
aspecto que presenta ahora mismo. Procedo a estrujarle una vez más ese costado
derecho, aunque me muerda el animalillo, y a la tarde vuelvo a la andadas, y
mañana también; y aunque me lleve todo el verano curarle, al final estoy seguro
que lo conseguiré. Lo mismo me pasó con Moli en varias ocasiones, y todo salió
a pedir de boca.
Sí, soy un
manipulador, lo reconozco. Pero con límite.
Este aspecto ofrecía Gumi hoy por la mañana. En cuanto se percató de mi presencia, temiendo un nuevo magreo en su dolorido cuerpecito, buscó abrigo donde ponérmelo difícil. No fue necesario proceder, parece que está volviendo a la normalidad.
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