Cuando revuelves tu casa, algo se revuelve dentro de ti


Revolver la propia casa y ponerla patas arriba es lo que tiene, que aparecen cosas que ni te acuerdas de que las tenías. Así, he encontrado los estatutos de la Hermandad de Donantes de Sangre, editado en el 87; Poemas Malditos de Pedro Casaldáliga; un cuaderno de tipos de letras años cincuenta; el manual de funcionamiento del video que me trajo mi vecino Miguel de Francia y que fue robado hará veinticinco años; un impermeable de mi juventud; la colección de discos que editó El Norte de Castilla sobre La Castilla Virtual; fotos que ni sé de cuándo son y una pipa mejicana que hacía mucho que eché de menos y que ha aparecido caída detrás del buró. Hacía falta una mano de pintura a las paredes, pero sobre todo un poquito de orden y concierto al conjunto.
Si lastimosa está mi casa, no así el Pirineo, que luce muy bonito. Tengo para mí que esto corresponde al Valle de Literola, pero no lo aseguro. También mis recuerdos sobre esto son borrosos y el tiempo que ha pasado desde que lo visité por última vez ha hecho su labor de zapa. Con todo y con eso, si es Literola, el paso hacia el ibón helado está cerrado, o Roberto y Toñi nos lo habría mandado, es inconfundible e irrenunciable.



Aún así, entre mover cosas, encontrarme sorpresas, limpiar polvo y rellenar agujeros, por un lado; y contemplar esos hielos sobre el agua y a Roberto posar triunfante y pasar cadenciosamente entre esos campos floridos, por el otro; no he tenido tiempo ni ganas de enterarme cómo está la actualidad. Me la figuro hecha jirones.
Y sí, recuerdo aquel día, fue hace dieciséis años; mataron a Miguel Ángel mientras toda España imploraba misericordia. Lloré durante toda la tarde, a pesar de que al día siguiente salía de vacaciones precisamente al Pirineo. Ayer, sin embargo, ni una sola lágrima.

6 comentarios:

  1. No sé qué es mejor (o peor, según se mire) si no ver esos parajes maravillosos o verlos y quedarte con la miel en los labios recordando otros tiempos; si te digo la verdad a mi me gustaría estar allí y me fastidia no estar y estarnos aquí, tú en tu casa y yo en la mía, entre polvo, todo patas arriba, sin poder cocinar ni lavar ni ná de ná. Tienes tus estancias parecidas a las mías sólo que yo no he encontrado ningún tesoro extraviado, lo de la cocina es todo conocido y lo del tendedero igual, ahora, eso sí, revolver todo te revuelve, pero un montón. Hay que cambiar la instalación del gas, poner nueva caldera estanca porque las atmosféricas ya no se pueden instalar en Madrid (dicen que por la polución ¡ya, qué risa me da, como si les preocupara eso a los peperos! -panda de infames, insisto-), radiador nuevo más eficiente, un horno nuevo porque el otro no funcionaba el grill hacía, qué se yo, la tira de años, una campana extractora nueva, la vieja tampoco extraía gran cosa... Los demás electrodomésticos tendrán que aguantar otro ratito más aunque no sean tan eficientes como los de última generación. Así que sí, una revolución o revuelta o lo que sea pero dentro de mí lo más que hay es ¡qué gusto, qué limpio estará todo, qué fácil de limpiar, cuánto espacio nuevo para colocar todo bien...! en fin estas tontás que se me ocurren a mi, maniática del orden que soy.

    Bueno Míguel, ya iremos viendo como evolucionan nuestros respectivos hogares, a mi me quedan un par de semanas pero ya todo va a mejor (¡faltaría más!).

    Por cierto, lo de tu muela encima de la mesilla, como que no me pega nada, ¡si tiene un aspecto asquerosito del todo, Míguel!. No sé si recordarte lo de desprenderse de todo lo que no sea indispensable para ir por la vida ligero de equipaje... mejor no porque tendría que empezar por mi misma.

    Besos

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  2. ¡Es el ibón blanco de Literola! ¡Con toda seguridad! Mi memoria, refrescada por un apacible descanso nocturno, ha decidido que sí que es el ibón helado y que aunque hace doce años que lo vi por última vez, y mi perspectiva era desde el Portal de Remuñe, Roberto y Toñi llegaron a él. ¡Bien, coño, bien!

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  3. Sí.. Es el ibón del literola.
    Accedimos a él desde el valle del literola pues desde remuñe, como has podido ver en las fotos anteriores estaba inaccesible.
    O vas bien equipado o mejor no subir. Ya sabes cómo soy yo. No subimos!!! Por remuñe

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  4. Cala, mujer, calla. Me habéis dejado alucinando, saltar de Remuñe hasta el valle de Arán, ¡qué pasada!

    A mí, ya lo sabes, me da reparo pisar nieve a esas alturas. No me puedo olvidar la subida que hicimos por un nevero a la altura de los ibones azules; vosotras ibais al galope y yo, con Moli que entonces era primeriza, al plim, plim, y con más miedo que vergüenza… Ja, ja, ¡qué tiempos aquellos!

    Por cierto, tengo que buscar la panorámica sobre el Balaitous y el Respumoso desde aquella collada. Para ponerla aquí, por supuesto.

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  5. Pedir, pedir, perooooo..... Necesito una palabra de aliento por favor dame una palabra de aliento.
    La esperaré.

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  6. Sólo necesito una palabra de aliento.

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