Que digo que me han
llamado para un trabajo, y empiezo el lunes. ¡Estupendo! Que digo que como
dentro de un mes me meto con tu casa. ¡Muy bien! Que digo que a esas paredes,
que están tan mal, será mejor darles sólo con el cepillo, porque si empezamos
en serio hay que tirarla toda ella y volverla a construir. ¡Ya! Que digo que si
lo hacemos sólo con blanco nos quitamos de problemas. ¡Lo que tú digas! Eres el
profesional.
Esta conversación,
que tiene un punto de “merlucez” –por eso del diálogo entre merluzos– tiene
sentido y razón. Se trata de miguelito que ahora ya es mayor y tira de brocha
con profesionalidad. Le encargué pintar todos los hierros del exterior de la
propiedad, y luego me animé y le propuse que se pusiera a hacer lo mismo dentro
de mi casa que fue blanca, pero ahora está gris.
Me precipité al hacer
los cálculos y, a la vista de sus buenos oficios y a la oportunidad de que
lleva sin trabajo ni se sabe, procedí a encajonar y trasladar libros y enseres,
dejando mi choza prácticamente vacía. Ahora una de dos: o espero y aguanto el
temporal, o procedo por mí mismo y tiro de brocha y pintura.
Mientras despejo esta
ecuación de segundo grado que acaba de planteárseme, paso a publicar la
actuación de antesdeayer de este grupo vocal de culto con que nos sorprendieron
y deleitaron los de la asociación de La Cañada; que es que ni siquiera nos
dijeron cual iba a ser el repertorio. Así que no me extrañó que Toti me dijera
que estuvo bien, claro para la gente que entienda…
Youtube, por su
parte, al tiempo que me iba felicitando con adjetivos y superlativos en
progresión geométrica respecto al número de vídeos que alojaba en su sistema,
ha estado ojo avizor para colocar anuncios sin palabras en todo cuanto le ha
parecido, advirtiéndome que carezco de ciertos derechos, porque son propiedad
de… y me envió unos nombres en inglés de USA que, porque en su momento
apoquinaron dólares, tienen ya de entrada la partida ganada.
Como no molestan es
preferible pasar de ellos y dejarlos que aparezcan; enseguida se quedan a media
luz y es como si no estuvieran.
Tengo el gusto de
presentar ante todos ustedes a Javiolín y a sus amigos y amigas que, por
sorpresa, pero sin alevosía, nos ofrecieron una hora muy agradable de audición
culta y a todas luces excesiva para nuestras humildes pretensiones. Es la
primera vez que por estos pagos se oye cantar en vasco, gallego, italiano,
inglés, además de, por supuesto, el nuestro, el castellano.
Un lamento: fui
pillado por sorpresa, y la baja carga de la dichosa pila de la máquina me forzó
a despreciar y no captar ni las introducciones sabrosonas del director del
conjunto, Ignacio Nieto Miguel, ni los aplausos y los olés y los bravos que el
auditorio dirigía tras cada pieza. No estaban solos, aunque lo parezca. Tampoco
éramos demasiados. Sin embargo, los que estuvimos fuimos todo ojos y oídos para
ellas y ellos. Con ustedes,
Coro Musicalia en
concierto:
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