Mural de la catedral de la Prelatura de São Felix do Araguaia, Cerezo Barrero "Mino". Brasil |
…esta reflexión que
no tuve oportunidad de exponer porque, entre las prisas y las pausas del último
lote de las primeras comuniones, no hubo lugar ni momento. Es verdad que en el
principio con los peques al decir que era la Ascensión estuve tentado de
explayarme; me contuve a tiempo y me limité a decirles que puesto que él se
había ido, ellas y ellos, todos, somos ahora las manos y los pies, los ojos y
la boca de Jesús; que viviendo a corazón abierto, –“una cosa me queda por
deciros: sólo os reconocerán como discípulos míos si os amáis unos a otros como
yo os he amado”
(Juan 13, 35)–, haremos presente al que está (aparentemente) ausente.
Sin embargo lo que me
callé no era momento de decirlo. Habrá tiempo, y ellos lo captarán y, si
quieren, lo asumirán.
Que Jesús asciende al
cielo y se sitúa a la derecha del Padre, desde donde intercede por todos,
encierra estos cinco pasos:
1) Está arriba,
porque ha vencido a la muerte; “ha sido elevado” o “exaltado” (Lc 24, 51).
2) Está a la derecha,
“a la derecha del Padre”, y desde allí vendrá a juzgar (Mt 25, 31-46).
3) Está delante,
“va delante de ellos a Galilea; allí le encontrarán” (Mc 16, 7).
4) Está al lado,
“Id y haced discípulos de todas las naciones, bautizadlos para vincularlos al
Padre y al Hijo y al Espíritu Santo y enseñadles a guardar todo lo que os
mandé; mirad que yo estoy con vosotros cada día, hasta el final” (Mt 28,
19-20).
5) Está en todo,
“el mismo que bajó es el mismo que ascendió para llenarlo todo” (Ef 4, 10).
Expresado con palabras de Juan Masiá S.J., «dice Jesús:
“Se me ha dado todo poderío para liberar; no para dominar y explotar,
sino para levantar del suelo a todo el mundo. Os encargo que os bajéis
al polvo para levantar del suelo a todas las gentes tiradas por el
suelo. Y cuando hagáis eso, estad seguros que yo estaré a vuestro lado todos
los días hasta el fin de los siglos”. Ese es el “todo” de la Ascensión,
ese es el “todo” de la verdadera mundialización de la paz y la justicia».
La recriminación final, “¡¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo!?”, a
los discípulos que miran sorprendidos y/o con la boca abierta, bien puede
leerse de esta otra manera, también bastante fácil de entender:
Tiempo
de despertar, de Miguel Manzano
MIRAD AL SUELO, CORRED LA VOZ,
DE QUE EN LOS HOMBRES ESTÁ EL SEÑOR.
NO HAGÁIS CASTILLOS PARA SOÑAR,
PUES CADA
DÍA TIENE SU AFÁN.
1. Marchó el Señor dejando como encargo
cambiar el mundo en todos sus cimientos,
algún día vendrá y pedirá cuentas,
pagará a cada cual según su esfuerzo.
Querrá el Señor razón clara y concreta
del mal y hasta del bien que no hemos hecho;
El Señor será justo en su sentencia:
hoy no se
puede estar mirando al cielo.
2. Está la libertad encarcelada,
los bienes en poder de pocos dueños,
es el hambre la espiga que más crece
y la envidia nos corre por el cuerpo.
Quebraron la garganta del que hablaba,
gritando la verdad a los mil vientos,
por maestro se puso al mentiroso:
hoy no se
puede estar mirando al cielo.
3. Cristianos que habitáis en este siglo,
dejad ya de esconderos entre rezos,
hablad menos de Dios, mostradlo en obras:
son las obras medida de lo cierto.
Dejad en vuestras casas las palabras,
hablad con el lenguaje de los hechos,
hoy los golpes de pecho no convencen:
hoy no se puede estar mirando al cielo.
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