Sin embargo el
paisaje merecía la pena, por eso lo inmortalizo para los restos.
Amaneció ceniciento,
y frío pero sin viento, que es el aire en movimiento. En el silencio del pinar
pudimos comprobar cómo la nieve de la noche anterior apenas dejó unos restos, más
donde hay claros, y encima de pinos a la abrigada.
Esta vez Sola no se
revolcó, porque casi no tenía dónde hacerlo.
A la vuelta el sol se
desperezó de las nubes, y dejó ver las laderas de Torozos iluminadas de
blancura.
Habemus hielo, Habemus Papam, Miguel Angel..¿vos sabés quien es? yo si. Es argentino, el cardenal de Buenos Aires.....
ResponderEliminarJorge Mario Bergoglio.
besos
Anna
Lo sé, era uno de los dos que yo deseaba. Lo que pasa en que llegar a esa tan alta dignidad implica un misterio tan enorme que no me atrevo a decir palabra. Ha habido quien en estos días anteriores se ha referido al cardenal Bergoglio como el nuevo Juan XXIII. Y no se me ocurre escribir más. Simplemente confiemos…
ResponderEliminarBueno, enhorabuena pues amigo mío, Dios te oiga y sea de verdad un segundo Juan XXIII. Sobre todo si abre las ventanas y levanta las alfombras del Vaticano, pasa una aspiradora potente y pone orden en el banco ese que tantos problemas ha causado y sigue causando... ya habrá cumplido con creces la misión. Que siga iluminándole el Espíritu Santo.
ResponderEliminarBesos