[Y yo me saco la espinita que tenía clavada y que expuse hace tiempo en este mismo blog. Qué gustazo!]
El libro “Jesús.
Aproximación histórica”, de José Antonio Pagola ha pasado el examen con que la “dura”
Congregación para la Doctrina de la fe vaticana tiene por costumbre tamizar
según la ortodoxia todo pensamiento, palabra y obra que tengan la osadía de
hacerse públicos en el ámbito de la Iglesia Católica.
Pagola y su libro han
tenido que atravesar su particular desierto desde que tuvieron la “mala suerte”
de “caer en gracia” y venderse el segundo como si mismamente fueran rosquillas
recién salidas de la sartén. Tal vez fueron unos “ojos” algo desviados, o unas
entendederas pizca estrechas, o quién sabe si antiguas y no olvidadas rencillas
y envidiejas entre coleguillas… El entonces obispo de Tarazona y un teólogo de
no demasiadas luces promovieron la causa, saltándose la autoridad del
ordinario, Uriarte, que había dado su placet; tengo la prueba en casa: el libro
de Pagola con el “Nihil obstat. Imprimatur”, en fecha septiembre 2008.
Ahora acaba esta
historia, eso espero. Como espero igualmente que se devuelva la paz a la
editorial a la que se amenazó con arrebatar su cualidad de católica si no
retiraba todas las existencias del libro en cuestión de los estantes de las
librerías. Y también que en los seminarios y escuelas teológicas, si no de
libro de texto, al menos en las bibliotecas vuelva a estar presente, siquiera
para consulta. Y por supuesto, quienes públicamente no sólo pusieron
objeciones, que en eso hay libertad, sino que insultaron, vejaron y condenaron
al autor, tengan ahora la decencia y la humildad de pedir perdón y devolver la
fama que intentaron quitar.
Esta es la carta que
Pagola ha remitido a su público lector, a la espera de que se conozca el
documento oficial de la Congregación romana.
CARTA A MIS LECTORES:
He recibido con satisfacción
la resolución definitiva de la Congregación Romana para la Doctrina de la Fe
sobre mi libro, Jesús. Aproximación histórica. Con este motivo quiero
dirigirme a quienes han leído mi libro o han seguido de cerca las polémicas
suscitadas a lo largo de estos seis años.
1. Antes que nada, quiero
decir que recibo las decisiones que se han tomado sobre mi libro como un estímulo
que me reafirma en lo que, en estos momentos, es el único objetivo de mi vida:
contribuir a que los hombres y mujeres de hoy podamos conocer mejor la
personalidad apasionante de Jesús, acoger con más entusiasmo su proyecto de
construir un mundo más humano, y acercarnos con más fe al misterio de esperanza
que se encierra en su persona.
2. A quienes habéis leído
mi libro os puede interesar conocer, aunque sea de manera concisa, las
principales decisiones tomadas por Roma. En lo referente a cuestiones
doctrinales, la Congregación reconoce que mi libro no contiene ninguna
proposición contraria a la fe, por lo cual no me ha pedido corregir ningún error
doctrinal o afirmación herética. En lo referente a cuestiones metodológicas, la
Congregación hace diversas consideraciones sobre el objetivo y la naturaleza de
mi libro, y sobre la relación entre fe e investigación histórica. Sin embargo, no
ha considerado necesario pedirme una revisión del enfoque de mi obra ni tampoco corrección
alguna sobre la metodología que empleo en mi trabajo.
3. Lo que se me ha pedido
es que, “para evitar equívocos y malentendidos” introduzca en futuras
ediciones “las modificaciones” sugeridas por mí mismo, en torno a cinco puntos
concretos. No he dudado en ningún momento en colaborar con esta disposición,
pues lo único que he buscado siempre ha sido que mi libro siga sembrando la
Buena Noticia de Jesús. La nueva edición saldrá próximamente.
4. En estos momentos quiero
agradeceros vivamente a los que, a lo largo de estos años, me habéis manifestado de
diversas maneras vuestra cercanía y apoyo incondicional. He podido leer
conmovido la experiencia que habéis vivido muchos de vosotros al leer mi libro.
Me decís que Jesús ha cambiado radicalmente vuestra vida, que en él os habéis
encontrado por fin con un Dios Amigo, que os habéis reafirmado en vuestra fe,
que os habéis comprometido a vivir de manera evangélica… Gracias a todos. Me
habéis hecho experimentar que Jesús sigue vivo en medio de nosotros.
5. Ahora solo miro al
futuro.
Quiero vivir mis últimos años colaborando en lo que considero la tarea más
urgente en la Iglesia actual: volver a Jesucristo como la única verdad de la
que nos está permitido vivir y la única fuerza que nos puede hacer caminar
hacia una Iglesia más evangélica al servicio de un mundo más humano. Ya no sabría
vivir de otra manera.
José Antonio Pagola
8 de marzo de 2013
El asunto este, sin embargo y después de todo, no termina de gustarme. José Antonio Pagola, en lo que yo sé, no es en realidad teólogo en el sentido más propio del término. Es un buen profesor de teología, un estupendo redactor de homilías, y un excelente escritor en temas evangélicos. Como orador no lo conozco y no puedo opinar. Pero no destaca como investigador y autor de novedosas teorías. Hace muy bien la labor de recogida de información de otros autores que sí investigan, y la da a conocer con claridad y ofreciendo lo más sustancial, concisamente. Eso es de agradecer. De hecho ha ayudado, y sigue haciéndolo, a muchas personas, individualmente y en grupo, a leer los evangelios directamente, sin intermediarios ni explicaciones dirigidas. Por más que no esté permitida “una interpretación libre del texto sagrado”, el Sínodo sobre la Sagrada Escritura, de octubre del 2008, si algo dijo fue que los bautizados, varones y mujeres, habían de ser lectores habituales de la Palabra de Dios. Pagola lo está consiguiendo. Puede que a más de uno no le haga ninguna gracia. Roma, sin embargo, parece que les quita la razón, o por lo menos no se la da.
Personalmente habría
agradecido más claridad y contundencia. Del estilo, por ejemplo, de Gianfraco Ravasi
–Cardenal ministro de Cultura del Papa– que dijo de este libro lo
siguiente: “Hemos llegado, así, a la Third Quest, la tercera vía abierta en
1985 y todavía en construcción: es "el paradigma judaico posmoderno",
según la definición de Segalla, inaugurado por Ed Parish con su Jesús y el judaísmo,
traducido por Edward Arnold en 1992. En la base está la confianza por conocer
al Jesús histórico, colocándolo en el ambiente judío en el que nació y vivió,
pero con el que había marcado también discontinuidad y originalidad. En este
nuevo modelo historiográfico y teológico, presentado cuidadosamente por
Segalla, han surgido algunas ramifiaciones interesantes a través del "Jesús
recordado" en la tradición oral (James D. G. Dunn) y del "Jesús
testimoniado" (Richard Bauckham). Pero detengámonos aquí para no dispersar
a nuestros lectores que están advertidos de la complejidad actual de la
investigación, el alto nivel de los
estudios de crítica histórica llevados a cabo por los exegetas, de la
consiguiente vulgaridad de los que piensan que "cristiano" es sinónimo
de "estúpido", pero también del riesgo de confusión que tal cúmulo de
análisis puede generar. La forma más transparente para guiar al lector no
"técnico" en este bosque sigue siendo tal vez la narrativa adoptada
en España por dos estudiosos, Armand Puig i Tàrrech (Jesús. Respuesta a los
enigmas) y José Antonio Pagola (Jesús. Aproximación histórica). Lo cierto es
que sigue viva aquella pregunta que Cristo había dejado serpenteando entre su
auditorio y que Mario Pomilio había colocado en el centro de su Quinto
Evangelio (1975): «Cristo nos ha colocado frente al misterio, nos ha puesto
permanentemente en la misma situación de sus discípulos ante la pregunta: Y
vosotros ¿quién decís que soy yo?».”
Pues no tengo nada más que añadir. Comparto esta entrada punto por punto. Un beso.
ResponderEliminarSi tú te alegras, yo también.
ResponderEliminarBesos
Estupendo, Carmen y Julia, todos contentos. Pero yo me quedo con vuestros besos.
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