Santa Lucía ¿vale para todo?

 

Santa Lucía. Domenico di Pace Beccafumi (1484-1551). Pinacotena Nazionale di Siena
Ayer fue Santa Lucía, una santa que según dicen es patrona de…
Siracusa y Venecia, de los pobres, los ciegos, las prostitutas arrepentidas, los niños enfermos, los campesinos, trabajadores del vidrio, tejedores, talabarteros, tapiceros, sastres, costureras, electricistas, cocheros, guardianes, agentes, vendedores ambulantes, porteros, oficinistas, abogados, escritores (en Inglaterra), protectora contra los problemas de los ojos, dolor de garganta, disentería, flujo de sangre y enfermedades infecciosas. En fin, todo un mundo.
He tenido que recurrir al diccionario para cerciorarme de que también es patrona de los guarnicioneros (talabarteros), es decir, de las personas que trabajan o venden objetos diversos de cuero o guarniciones para caballerías.
Ignoro la razón por la que no sea patrona también de los empleados y empleadas de las empresas dedicadas a las honras fúnebres, habida cuenta de que por mi barrio todo el mundo está abonado a Santa Lucía, ese seguro que vas pagando durante toda tu vida para poder al final tener un trato digno y la sepultura segura.
De lo que de ninguna manera es patrona es de los cocheros, aunque lo diga el santoral. Y si lo es, esta tarde me ha jugado una mala pasada.
En mis desplazamientos por la ciudad suelo utilizar la bicicleta, ya lo he comentado en este blog. La aparco donde puedo amarrarla a algún mueble urbano tipo papelera, farola o banco; también, y si no le daño, uso algún árbol de la acera. Lo más grave que me ha ocurrido al volver a cogerla es encontrármela sin aire en alguna rueda. Para eso llevo la bomba y un neumático de repuesto, con eso me apaño.
Hoy por razones obvias, he ido en coche: tenía que recoger un encargo con volumen. Bueno pues, tras una corta parada, justo para entrar en el establecimiento y salir con el objeto, el corsa se quedó sin batería: seco absolutamente; rien de rien; caput.
Si hubiera sido una rueda, tengo la de repuesto. Pero energía eléctrica ¿dónde va uno a llevarla?
Casi una hora después, la grúa me lo solucionó; conseguí arrancar el corsa y estar de vuelta en casa a su hora. Pero no son maneras confiarse a la patrona y que te deje tirado de semejante manera. Claro que al decir que Santa Lucia es patrona de los cocheros, no especifica si se trata de coches de caballo o coches a motor. Esto debiera explicarse, para saber a qué atenerse.
Que Santa Lucía me conserva la vista está probado; propiamente por los lentes de leer me siento obligado. Debiera también ayudarme en la conducción, ya que del resto de los oficios que ella amadrina no participo. Y a San Cristóbal no puedo acudir, puesto que dicen que nunca existió el gigante portador del niño.
En fin, malos tiempos para salir de casa creyéndose seguro, asegurado contra todo tipo de percance.
¿Tendrá que ver con esto el descuido de la antigua práctica de santiguarse al salir de casa, al entrar en la iglesia, al comer y al dormir? No quiero ni pensarlo.
No está bien ser chico/a para todo, al estilo de aquel saltimbanqui que él solito constituía toda una orquesta. Ahora se precisa la especialización, dedicarte a sólo lo que estás capacitado. Salvo en la política, que ahí cualquiera vale para cualquier cosa.
Que Santa Lucía no se meta en política ¡por favor!

2 comentarios:

  1. Creo que en política no está, porque esta gente está ciega, y si estuviera ella ya les habría puesto gafas a todos.
    Es que yo creo que no te creías mucho que fuera patrona de los cocheros (conductores por extensión), así que ibas como ibas.
    En Murcia hay un puente, llamado Viejo, que tiene una hornacina con la Virgen de los Peligros (de hecho hay niñas que se llaman Peligros, primas mías, por cierto) y la gente se persigna cuando lo pasa. Razón: se pasa al otro lado del río, el barrio morisco, y la salida natural de la ciudad por el sur, o sea, para tirarse al monte, con todos sus peligros, y encima, con el peligro de las riadas. La gente toma sus precauciones. Lo dicho ya otras veces, el folklore es el folklore.

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  2. Tienes razón, no me encomendé a Santa Lucía cuando arranqué desde casa. Sí suelo rezar en viajes largos, pero en las distancias cortas me suelo perder…
    ¡Ah, la política! Habría que buscar una buena protectora, o sea matrona, para que les diera una guía de comportamiento; pero a la vista de que las féminas que por allá se mueven lo hacen casi igual o peor que los varones, mucho me temo que sea un campo perdido, vamos, sin solución. Dejado de la mano de Dios…
    Ya veo que en Murcia también hay la barrera del río, como en Valladolid. Aquí no hay santo/a en medio del puente, pero estaba la ermita de la Virgen de San Lorenzo que se apareció en una cueva junto a la ribera. Ignoro quién podía vivir al otro lado, porque hasta fecha muy reciente aquello estaba despoblado.

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