Ermita templaria de San Bartolomé. Cañón del río Lobos. Soria |
La noticia de ayer,
que un miércoles semejante no volverá a aparecer hasta el próximo siglo en la
fecha 01/01/2101, me ha dejado meditabundo, aunque no cabizbajo. Y no por
nueva, sino por todo lo contrario; cuando el cambio de milenio por poner un
sólo ejemplo, pero hay más. Casi estoy por afirmar que el fin del mundo no
llegó en aquella ocasión porque no nos pusimos de acuerdo en qué momento
preciso ocurría el evento, si el 0 es comienzo, o si lo es el 1. En fin, lo
que quiero decir es que estas cosas a mí no me van, como tampoco lo referente a
la numerología o a la forma en que se muestra el higadillo del pollo que esta
mañana voy a destazar; y mucho menos aún me interesa la novelística tipo El
Código Da Vinci, que parece traer cola.
El caso es que acabo
de leer que este tipo de circunstancias atrae un público interesado, aunque
poco ilustrado. Y que sería bueno aprovechar la oportunidad para hacer ahí
cultura.
Por experiencia, creo
que va a ser que no. Aún recuerdo el disgusto que me llevé en una reunión
parroquial cuando alguien se empeñó en argumentar a base de datos obtenidos de
dicha novela, afirmando la historicidad del argumento. No recuerdo bien a
cuenta de qué se introdujo en aquella pía sesión, que en realidad era más bien
de organización, el tema discutido, pero sí tengo aún en la memoria sus
secuelas; no volverá a repetirse, palabra.
Me temo que el
público que atrae esas derivas no está asequible para otras, aunque tengan
mucha más base razonable e histórica; no busca la verdad, sino el morbo… [y en
el mejor de los casos simplemente pasar un buen rato de lectura]. ¿Ocurrirá lo
que nos han ocultado? ¿Habrá sido así y no como nos lo han contado hasta ahora?
¿Habrá una historia sumergida dentro de la historia? ¿Los templarios nos dirán algún día, ¡por fin!, dónde esconden su tesoro?
Puedo afirmar, y afirmo, que
ayer fue la fiesta de la Virgen de Guadalupe en México y en el resto de la
América de habla hispana y portuguesa. Y que el próximo 12 de diciembre también
lo será. De ahí sacar ulteriores conclusiones, me sobrepasa; y desde luego ni
me interesan ni me amedrentan los agoreros/as de turno o en guardia permanente.
Pues lo mismo me pasa a mí. Es que con estas cosas más bien me río. Ha pasado siempre, y seguirá pasando mientras haya temores en el ser humano y falta se sensatez, lo cual, como sabes, abunda, y encima gente con imaginación que se aprovecha. Yo esa novela ni la he leído, para qué, si no es literatura ni es historia, ni es inteligente. Ahora dicen lo del calendario maya, que si el día 21 se acaba el mundo, y mira, no es verdad, pero tal y como está el mundo, más vale que se acabará, a ver si después empezaba de nuevo de mejor modo.
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