Déjame, mamá, que me pregunte




Déjame, mamá, que me pregunte aunque no tenga aún qué responderme. Sigo siendo el mismo que quería saber qué había dentro de las cosas; cómo se armaban tras haberlas desarmado; cuánto cuesta hacer el camino de salir y volver a casa, por qué el sol sale cada día; para qué la luna, si no calienta.
Déjame, mamá, que me pregunte, aunque no espere la respuesta. Ya la sé, como sabía cada dos de diciembre que papá aparecería con una bandeja de pasteles y en silencio me indicara, ése es el de mamá. Y señalaba un ladrillo enorme de merengue. Era tu cumpleaños.
Déjame, mamá; que hacer preguntas lo aprendí de ti. Por eso supe en qué momento te marchabas, porque dejaste de hacerlas; para qué, si ya tenías claro cuál era la estación término.  Sólo y apenas balbuciste, ¡ayúdame!
Déjame, mamá, que preguntar me hace falta, me viene bien. Necesito sentirte viva tras la corteza que me envuelve; saber que hay riqueza al otro lado; que esta pobreza sólo es pasajera; y la frontera no es inexpugnable, sólo es la puerta.

¿Y si este mundo es sólo la corteza,
y el mundo de verdad está escondido?
¿Y si los que se fueron no se han ido,
sino que han penetrado en la riqueza?

Que nuestro mundo es sólo la pobreza
de ser y de no ser; de haber tenido
sin tener; de pasar; de haber vivido.
¿Y si ellos han llegado a la certeza?

¡Qué chasco cuando estalle esta envoltura
y salte por los aires en pedazos
la cáscara que envuelve la hermosura!

¡Qué gozo al verte viva toda entera
bebiendo plenitudes, no retazos!
¡Qué engaño si amé sólo la frontera!

Patxi Loidi. La corteza. En la muerte de mi madre. Mar adentro

4 comentarios:

  1. Preciosa entrada Miguel Angel, emotiva, sentida, cariñosa, y ese recuerdo a una madre(yo que tengo la mía tan mayor), emociona siempre. Uno se hace pequeño, se vuelve niño llamando a su mamá.
    Ella vive en este tu recuerdo y mientras tú vivas, cumpliréis años ambos, juntos como si no os hubierais separado.
    El soneto precioso también.
    Te mando besos y mi emoción.
    Anna J R

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  2. Me produce mucha emoción tu entrada. Creo que no perdiste a tu madre -por cierto, qué guapa- sino que la ganaste de otro modo, quizás más pleno. Mientras están en la vida, parece que no los conocemos bien, que todo nos parece normal, mi madre, pues claro... pero cuando se van o lo que eso sea, empezamos a ver en lo profundo, sin sentimentalismos falsos, sin costumbre, como si cada día te trajera un aspecto diferente de lo que fueron. Ante la muerte, se hace un silencio muy grande, lleno de sabiduría. Un abrazo

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  3. Qué guapa estaba tu madre en esta foto, Míguel. No sabía que era también de diciembre, Sagitario. Precioso tu recuerdo, tus preguntas...

    Besos, especiales en este día.

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  4. Enry Baskerville, pequeño, sí; pero también protector. Es lo bueno de haberla disfrutado tanto tiempo; tengo una panorámica, desde la infancia, en que ella era todo, hasta el final, en que se quedó en casi nada. Pero era ella misma en todo momento. Incluso en el genio, que no lo abandonó.
    Ese "como si" es un artificio. Ojalá no existiera.
    El soneto es prestado, ya lo sabes.

    Besos



    Clares, sí a todo lo que dices. Qué suerte si de verdad mi silencio ante la muerte, la de mi madre y la de otras personas, estuviera lleno de sabiduría. Quiero creer en ello.

    Un abrazo



    Julia, en esa foto debía tener unos 18 años. Tengo otra de más mayor, y otra en brazos de su abuela. Ya irán saliendo.

    Besos

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