Mientras nadaba



Aún no sé atender a dos personas que me hablen al tiempo, ni consigo hacer las cosas sino de una en una; o sea que si tengo que hacer varias faenas, he de empezar por una, terminarla y comenzar la siguiente; por eso en la cocina soy un manazas, aunque me apaño a mi ritmo.
Sin embargo hoy nadando he podido pensar, ¡qué raro! Que ¿en qué? En una tontería. ¡Mira que si se va la luz ahora! Pero no se fue. Y empecé a recordar:
No había gas, ni butano ni entubado; la cocina era de paja y ardía lentamente durante las veinticuatro horas. Se avivaba soplando o dándole al fuelle.
No había electricidad, salvo para las bombillas pelonas, una en cada habitación. Y velas, muchas velas. Y quinqués, y candiles… Ni radio, ni tele, ni pecé, ni infiernillos, ni secadores de pelo, ni lavadoras, ni secadoras, ni lavavajillas, ni radiodespertadores…
No había agua corriente. El pozo surtía para animales, personas y cosas.
Había una despensa bien surtida, así que si no llegaba el fresquero, el frutero o el carnicero, se tiraba de matanza y a vivir.
Estaba la gloria, que era una bendición. El suelo calentito y los pies agradecidos.
Nuestra casa no tenía dependencias ni servidumbres. Con el exterior, las puertas y las ventanas. Dentro de ella se podía resistir cualquier tipo de cerco, por muy tenaz que fuera el enemigo.
Ahora es bien distinto. ¡Anda que si nos cortan el agua, el gas, el teléfono, la electricidad y nos taponan los desagües!
Eso es lo que pensaba mientras le daba a los estilos, completamente abstraído en mis pensamientos. Por supuesto que aquellos tiempos no eran mejores, pero no fueron tan malos.
Cuando he llegado a casa me he encontrado este comentario a una entrada en este blog de hace unos años:
«Anónimo ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Esperando… ¡Deben nacer flores!":

Quería dedicar esta canción a José Luis Barbería, un periodista de El País despedido hace 8 días. Y que por cierto hoy han entregado un premio en la AECOC por su buen hacer.

Es el periodista que osó publicar el reportaje de una anciana, María Victoria Gómez Morales, en defensa del Jesuita Juan Masiá, titulado "La vara del Cardenal".

Para él, José Luis Barbería, mi más sentido homenaje como librepensador con esta canción. Amenazado de muerte por ETA por años, se supo mantener firme y libre. Gracias a sus reportajes siempre enfocados hacia la libertad y la justicia, muchas gentes han abierto los ojos. Fue también el que acuñó el término ya tan cotidiano de "generación ni-ni". Es una pena que El País prescinda de sus mejores personas por cuestiones económicas, es un suicidio.»

El periódico El País es casi de ahora, aunque lleve ya unos cuantos años publicándose. José Luis Barbería era alguien que yo identificaba con ese periódico. Si ya no es así, va a resultar que ha dejado de interesarme la información que ofrezca el diario en cuestión.
Me están entrando ganas de pensar que hubo un tiempo pasado mejor que esto de ahora.

4 comentarios:

  1. Muchas veces he pensado lo mismo, hasta recuerdo una entrada que relataba desde que uno se levanta hasta que se acuesta, el uso de aparatos electrodomésticos y lo que sería de nosotros sin suministro de luz o agua, y lo importante que un simple gesto como accionar un interruptor, y ¡la luz se hizo!...si lo miras bien es un privilegio al que no le damos importancia en el mundo actual.
    A mi me parece mentira que el ser humano no avance y se pueda decir: que "tiempos pasados fueron mejores", pero para según que asuntos puede que así sea.

    besos

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  2. Aunque disfruté de mi infancia, no añoro el pasado que estuvo lleno de frugalidad y no estrenaba ropa, libros ni pizarrines; incluso los juguetes los heredaba de mi hermano. En casa obedecía, pero en la calle era completamente libre; y como en mi pueblo no había guardias municipales, que sólo estaban el alcalde y el pregonero, los niños podíamos campar a nuestras anchas.
    Incluso cuando se iba la luz por culpa de una tormenta o de una bajada de tensión en la red, cosa que ocurría varias veces al día, me lo pasaba chupi jugando con las velas y haciendo sombras chinas sobre la pared del dormitorio, blanca del todo.
    Besos

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  3. El País ya hace tiempo que empezó esta deriva que ahora culmina con la despedida masiva de grandes del periodismo (no digamos qué habrá sido de los menos grandes), yo creo que desde que murió Jesús de Polanco, ese fue el principio del fin. Así que RIP a El País definitivamente, sólo se salvan unos pocos (las viñetas, Maruja Torres...) así que se irán a pique en menos que canta un gallo pero al Cebrián se la bufa mayormente, él ya tiene la luz pagada así que...

    Pena, penita, pena de mundo, Míguel.

    Besos

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  4. Nunca he sido de depender de los periódicos. Al final me entero, más o menos, de las cosas. Supongo que ahora me pasará lo mismo, alguien me lo gritará al oído, o me lo meterá por los ojos.
    Y en cuanto a los artículos de opinión y/o denuncia, a estas alturas de mi vida no me termino de aclarar quién es neto y correlativo y quién es un mercenadio. Por lo tanto puedo prescindir de todo ello.
    Siempre nos quedará la palabra.
    Besos

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