¿?
Cómo es posible que
tras una noche iluminada por una luna total, sin mancha en su azul profundo,
suceda una mañana plañidera, también total, sin sol y sin alegría.
Si puedo estar de
acuerdo con todo lo que he leído mientras almorzaba, sin romperme por dentro y
por fuera.
Por qué ayer se juntó
en esta santa casa tanta pequeñez, y no se acabó el papel higiénico de los
retretes.
Qué ataque de
revoltosa inquietud le ha dado a Gumi que, desde que volvimos del paseo, no ha
dejado de saltar y brincar como un poseso.
Por dónde andarán los
profetas de ilusiones que hagan si no callar, al menos que se les oiga mucho
menos, a tanto profeta de calamidades que asaltan por aquí y por allá.
Si la gravedad y
seriedad está en recordar normas y preceptos o más bien en mirar a la vida de
frente y con decisión.
Para qué servirán los
impermeables si he vuelto del pinar chorreando por los bajos, porque pensé: va,
total son unas gotas de nada.
Quién sabrá más, si
el sabio por sabio o el viejo por viejo. El viejo, ¿cuanto más sabio más viejo?
El sabio, ¿cuanto más viejo más sabio?
Cómo aguantaron
durante una hora sin pedir auxilio cuarenta y cinco niñas y niños con sus
cuatro catequistas en una sala de apenas veinticinco metros cuadrados. No sólo
no lo pidieron; hubo que echarlos.
Por qué el domingo
pasado, con la iglesia a reventar y un silencio que se cortaba con un cuchillo
de trinchar, la megafonía fetén que tenemos resultó insuficiente.
Y me respondo…
Porque de la meteorología
nadie sabe casi nada, todo quisque se equivoca.
No, vive el cielo. Es
que ya soy mayor y sé discernir lo que vale y lo que no.
No tuvieron ni ganas,
ni tiempo. Y si tuvieron, que seguro que sí, habría otras cosas más interesantes
que atender.
Le gustó que le
frotara y le secara. Se relamió de placer.
Es que a unos, los
segundos, les gusta mucho hacer ruido. Aquellos otros trabajan y hablan, pero
más bajito.
Por supuesto en lo
segundo, con diferencia y sin comparación; lo que pasa es que en cuanto a la
libertad todavía estamos en pañales, y da miedo, vértigo diría yo.
Porque soy de los que
tropiezan muchas veces en la misma piedra. Además, la lluvia en sevilla es una
maravilla. Y relamerme cuando me escurren gotas por la cara me gusta más que un
caramelo de limón y miel.
El viejo es viejo, y
el sabio es sabio. Hay viejos tontos y sabios jóvenes, y viceversa. No todo el
mundo sabe crecer al mismo tiempo en edad y en sabiduría. Pero esto es un
asunto muy complicado para resolverlo en dos palabras.
Pues, no lo sé.
Supongo que a la hora de aguantar depende de si es divertido o no, interesa o
no, engancha o no. Hay sermones que enseñan o amedrentan, y hay homilías que o
duermen o espabilan. Hay chistes para echar a correr, y hay chistosos que hacen
llorar.
Porque la ropa de
abrigo también escucha, y a veces más de lo que uno cree.
Pero ya supongo que
ni las preguntas tienen por qué estar bien planteadas, ni mis respuestas
conseguirán resolver ningún enigma. Dejo, pues, el caso abierto, y háganse
nuevas preguntas y búsquense nuevas respuestas, que cambiar el mundo a estas
alturas no es cosa que se logre de la noche a la mañana. Aunque en Nueva York
estén pasándolas canutas y teman que llega el fin del mundo con Sandy.
¿te has dado cuenta Miguel Angel que los nombres de huracanes y tormentas malignas muchos son de mujer?, Katrina, Irene,y ahora Sandy ¿por qué será?
ResponderEliminarUna observación del diseño de la entrada, el tamaño de los interrogantes grande, grande, muy bien; es lo que últimamente estoy practicando en el "blog de notas del Sir", la letra la amplío y queda diferente, por eso me llama la atención verlo aquí.
Respeto a las cuestiones que te planteas,todas tienen respuesta, más o menos acertada, más o menos convincente; no se si es mejor cuestionarse las cosas o tal vez no,en todo caso la inquietud es lo que importa, estar vivo y aprender, porque de cambiar el mundo, "ná de ná", en todo caso el nuestro interno.
Besos.
¡Sí que estás preguntón y respondón, vive dios!. Bueno, oye, tú a lo tuyo. Cada uno a lo suyo en esto de preguntarse y tal.
ResponderEliminar¡Ah!, antes que Nueva York lo pasaron mucho peor en Cuba, Haití (¡¡pobre Haití!!), Jamaica, Bahamas... países pobres y sin medios. En USA tienen de tó así que pueden defenderse de las furias de la naturaleza mejor y, además, son uno de los países que más hacen para destrozar el medio ambiente y de los más responsables del cambio climático, tanto allí en su zona como lo que hacen a lo largo y ancho del planeta. Les pasará factura la naturaleza pero seguirán sin enterarse de ná, ¡zoquetes!, lo peor es que arrastran a los demás que, desde luego, no tienen ninguna responsabilidad en el asunto.
Besos, ¡duda existencial!
El otro día me dijo lo mismo una persona, al usar yo un término que no existe más que en femenino para describir una situación: si lo peor según el lenguaje no es ni masculino ni neutro, ¡algo tendrá el agua para que la bendigan!
ResponderEliminarEsos interrogantes me salieron porque no encontré mejor imagen para encabezar la entrada. Pero no es fácil hacerlos con el procesador de texto de blogger. Sí, desde el mismo ordenador.
¿Cambiar el mundo? Mira Anna, aquí de lo que se trata es de que el mundo no me cambie, que bastante trabajo me está dando.
Besos
Julia, no hay duda existencial, es simple y llana perplejidad. No hay día que no me sorprenda, sorprendiéndome con cosas que parecen salidas de una sinfonía del disparate.
No resulta fácil seguir el propio camino cuando hay señales de tráfico contrarias, contradictorias, ininteligibles y absurdas.
En Madrid, por ejemplo, se pierde uno si va pendiente de ellas, en lugar de usar el sentido común. Aquí yo ya ni miro.
Besos