Estas uvas están para comerse




No podían faltar a su cita en este blog. Sí, son las uvas de mis parras. A punto de concluir su periplo, la “jerez” presenta lo mejor de sí misma: el fruto maduro.
Y, oh milagro, este año en abundancia y no tropezadas por el pajarerío.
Ignoro cuál sea la razón. Salvo la primera en madurar, allá por el mes de julio, de cuya cosecha la mitad se lo llevaron los plumíferos a pesar de las precauciones que tomé, de las otras tres parras he podido disfrutar de sus uvas sanas y salvas, sin que haya tenido que tocar la campana o amenazar con tirachinas a mis vecinos del patio.
Y no es que hayan desaparecido los gorriones, las urracas y a mayores las palomas. Es que ni se han acercado, a pesar de seguir habitando este lugar, anidando y llenándolo de trinos.
Que nadie venga ahora diciendo que están envenenadas con pesticidas, insecticidas y pestilentes. De eso nada. Sólo un azufre antes de cerner [1]. Y la sequía [2], claro, que este año ha sido larga.
Lo dicho. Estas uvas son para ser comidas, como este racimo con el que voy a almorzar en cuanto vuelva del pinar.

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1. Cerner: Dicho de la vid, del olivo, del trigo y de otras plantas: Dejar caer el polen de la flor.
2. Mis parras no prueban las lluvias desde el mes de junio. No las riego nunca.


3 comentarios:

  1. Buena cosecha. ¡Que te aprovechen!. Invitarás a tu vecina ¿no?.

    Besos

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  2. Qué buena pinta tienen, este año tus vecinos lo pájaros, te han respetado la cosecha por los menos para probarla. Me alegro, buen provecho.

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  3. Por supuesto, Julia, a ella y otros más. Aquí rige la ley de intercambio. Ellos me han suministrado tomates, pepinos, calabacines y fréjoles durante el verano, y ahora yo correspondo. Como se hacían en nuestros pueblos.

    Besos


    Gracias, José Luis, y gracias a los pájaros que este año me han dejado probar las uvas y poder regalar racimos sanos y completos.

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