José Eugenio Velicia Berzosa



Tal día como hoy, y hace veintiocho años, él, acompañado por el entonces párroco de La Rubia, leyó el decreto de constitución de la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe y de mi nombramiento como párroco de la misma.
He tenido que limpiarme las legañas de los oídos y el cerumen de los ojos para asegurarme de que fue así, porque la memoria ya empieza a flaquearme.
Una vez comprobado el asunto tras mirar en mis papeles, me ha dado por pinchar en Internet, por ver si la memoria colectiva es más firme que la mía. Y sí lo es. No sólo he visto su cara, tal cual la recuerdo de los años ochenta finales; también he recuperado su voz.
Esto es lo que más me ha gustado, volver a verlo y escucharle.
¿Alguien ha dicho que estaba dormido? Pues no; tampoco lo abdujeron.
Si quieres te lo grito: ¡Vive!

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