¡De acuerdo! Pero… sin pasarse


Con legañas aún en los ojos, tras un rápido repaso a las noticias y a las novedades de mis blogs enlazados, copipego esto del maestro Jalabert:

 En el principio estaba la mujer

La mujer está en todos los principios importantes de la historia de la salvación. Está presente en la creación, hasta el punto de que, sólo cuando ella aparece, la obra creadora de Dios alcanza su perfección. Si la creación es obra de “la Palabra”, que desde el principio estaba en Dios, sólo cuando aparece un animal que habla puede decirse que la Palabra creadora ha logrado dejar su huella propia en la creación. Pero esta “criatura de la Palabra”, que es el ser humano, no puede ejercer su capacidad hablante mientras no encuentra un interlocutor que esté a su nivel. Por eso, un hombre sólo no es una buena creación, tal como reconoce el mismo Dios. Sólo la presencia de la mujer hace posible la palabra y con ella culmina la creación. Ante su presencia, el varón dice una palabra de admiración y agradecimiento. Esa es la primera palabra de la historia de la salvación: admiración y agradecimiento por la mujer.

Cuando llegó la plenitud de los tiempos, la Palabra se hizo carne. Pero para que la Palabra que desde el principio estaba en Dios y por medio de la cual todo se hizo, pueda hacerse carne y entrar en el mundo de los humanos, se requiere de nuevo la presencia de la mujer que, íntimamente penetrada por la Palabra, puede acogerla y entregarla al mundo. Rechazada por el mundo, la Palabra es rehabilitada por Dios mismo. ¿Y quienes son las primeras que cobran conciencia de esta rehabilitación divina de la Palabra y anuncian al mundo tan buena nueva? Las mujeres. Ellas las primeras testigos de la resurrección de Jesucristo. A ellas se les aparece primero Jesús resucitado. Según Tomás de Aquino el motivo de esta primacía es porque ellas estaban mejor preparadas que los varones para entender la maravilla de la vida.

Este post tiene una continuación, pero por lo dicho ya queda clara una primera cosa: sin la mujer no hay historia de salvación. Sin el elemento femenino (elemento compartido por unas y por otros) no hay salvación para una historia en la que la fuerza, la competencia y el poder, hacen imposible la ternura, el compartir y el dialogar.

Buenos días tengan ustedes.

4 comentarios:

  1. Pero bueno señor mío, no tenía vd. que estar a estas horas con la boca abierta ante su dentista favorita, será por ello que mujer había de ser. ¡Que le sea leve y fructífero!

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  2. ¡¡Mande!!! qué cosas dice el Sr. Jalabert, maestro para ti (yo ignoro de qué). ¡¡Todavía andamos así!! ¡¡que el señor nos proteja y nos coja confesados!!, ¡¡santa maría madre de dios!!. Y Darwin, y la evolución de las especies, y el hecho científico de que los embriones son todos hembras (en el ser humano) hasta un momento dado en que devienen XX o XY?????????? Qué cosas escriben (¿escribís?) todavía los defensores de la creación o creacionistas. Alucino Míguel, ¿que las mujeres somos lo que somos y aun andan "alguienes" queriendo justificar lo buenas que somos? A qué viene esta pamema a estas alturas de la historia. Esto sólo ocurre en las iglesias retrógradas que, si no me equivoco, son todas o casi. Lo dicho, paparruchas y bobadas para consumo interno del clan que todavía niega a la mujer la participación en los asuntos "importantes" de la secta: cuestión de poder y sobre todo de MIEDO por si aparece otra Papisa Juana y es más eficaz y más lista y honesta que todos ellos juntos. La vida misma, esto pasa hasta en mi trabajo de toda la vida, salvando las distancias, claro. Los machos que se sienten amenazados por la mayor capacidad de algunas hembras para hacer más y mejor su trabajo. Y eso es todo, hay que dejarse ya de disfrazarlo de tontás y bobás.

    Bueno, vaya panfletazo que me ha salido Míguel, lo siento (pero poco), me lo has puesto en bandeja.

    Besos

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  3. Y que lo de tu diente vaya bien. Te llamo y me lo cuentas.
    Mas besos

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  4. Las mujeres no somos mejores por ser mujeres. A ver cuando nos convencemos que ante todo somos personas, y que cada persona es única...

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