Pentecostés. El Greco 1597-1600. Museo del Prado. Madrid |
El texto completo es
así: «Os aseguro que todo se perdonará a los hombres, las ofensas y, en
particular, los insultos, por muchos que sean; pero quien insulte al Espíritu
Santo no tiene perdón jamás; no, es reo de una ofensa definitiva». (Marcos 3,
28-29)
Y allí estábamos
dándole vuelta al tema, tras haber discutido antes, dentro del contexto del
evangelio de San Marcos, si Jesús renegó de su madre, y si María fue con la
familia a reducir al loco de la colina que ponía todo patas arriba, las
tradiciones, la religión, incluso los lazos de la sangre; o si como es natural se le acercó para entregarle una túnica más gorda a fin de que aguantara mejor tantas noches al raso, como parece que acontecía.
Se intentaron algunas
explicaciones del tipo, por ejemplo, de que eso de insultar al Espíritu Santo
era una exageración, y que había que quitar hierro al asunto, porque ¡a quién
se le podría ocurrir tal desmesura!
Hubo quien llegó a decir, pecador él,
que tras mucho decir de Dios que todo lo perdona, hay cosillas que nanay, una
vez hechas o dichas, no hay vuelta atrás; y Dios dice nones, y cierra la
puerta.
Ni que decir tiene
que también se comentó que propiamente no es que Dios no perdone, sino que
quien osara u osase emitir insulto de tal categoría ni está en disposición de
solicitar perdón alguno, ni tampoco de recibirlo. Chulo se pondría y diría que
ni hablar; que él ni lo pide ni lo quiere.
Así las cosas,
dejamos de darle más vueltas, porque ni los comentarios que siempre vienen con
el texto bíblico nos ayudaron a sacar algo en claro.
Terminamos y nos
despedimos. Y cuando me quedé solo, me dio por pensar… y… fui cogiendo de aquí
y de allá noticias y titulares, exabruptos de uno, acusaciones de otros,
críticas del de más allá, justificaciones imposibles de los de dentro,
exclamaciones de los de fuera, denuncias por aquí, querellas por allá y
admisiones a trámite por acullá…, y sin querer me encontré con que muchas veces
no es que seamos pecadores, es que somos directamente estúpidos.
Y es que cuando hay
una persona estúpida todo resulta imposible. No quiero ni pensar qué ocurriría
si en vez de una fueran unos cientos.
¡Menudo pifostio se
ha organizado por mor de una homilía televisada!
Cuando el Espíritu
Santo se encuentra con la estupidez, me temo que no tiene demasiado margen de
maniobra. Al fin y al cabo es sólo un espíritu, por muy santo que nos lo
imaginemos. ¡Y encima parece una paloma! [¿O es un palomo?]
Nota: que nadie piense que me tomo esto a pitorreo. He leído a Santo Tomás, concretamente la Summa Theologica II-IIae - Quaestio 14 que versa sobre este particular. Y me ratifico en lo arriba manifestado. Lo que el Aquinate titula malicia, a mí me parece sencillamente estupidez.
Vale
No atisbo lo que quieres decir con esta entrada tan críptica. Sí he entendido lo de la homilía televisada (en la tele publica ¿eh?, dicho sea de paso) y desde luego en ese acto no estaba presente el Espíritu Santo, si no más bien la estupidez cuando no la maldad directamente ¡¡¡y en un templo sagrado!!!; me gustaría poder hacer un ejercicio de proyección o mejor de retro-proyección, e imaginar qué habría dicho Ese que estaba en la montaña predicando y poniendo patas arriba todo lo establecido por la ley de los judíos, las tradiciones y todo lo demás... al oír a semejante esperpento decir lo que dijo revestido como estaba y en un tan magnífico templo dedicado al parecer a Él. La cólera divina habría hecho caer las murallas y perforado los tímpanos de todo esta banda organizada que se visten de rojo, blanco, púrpura para actuar cual mendaz sátrapa *.
ResponderEliminarSátrapa:
*2. (s. m.) Persona que lleva una vida de lujos.
3. (s. m.) Persona que gobierna o manda abusando de su autoridad o poder.
Y cada día sale uno que supera en estupidez al anterior. Y además no pagan el IBI, esto para remate de fiesta.
Pues eso Míguel, ¡que Dios con coja confesados!
Besos, excepción que confirma la regla.
Ay, que no me entero de nada... ¿Qué homilía?...¡Me lo expliquen, porfa!
ResponderEliminarJulia, pues eso, "¡que Dios con coja confesados!"
ResponderEliminarCarmen, ni te molestes en preguntar, no merece la pena entrar al trapo en esa cuestión. Se está mejor sin saber nada.
Oye!!! perdón por los dos gazapos, a saber, uno de concordancia de género:".. todo esta banda..." y la segunda la que tú apuntas: "... con ..." en lugar de NOS. estaba pensando en la palabra siguiente y se me fue el dedito.
ResponderEliminarBesos ilustre
Lo de entre col y col, lechuga, va muy bien en esto de los blogs, porque como escribimos de corrido, los gazapos se cuelan con suma facilidad. Pero es la salsa del asunto.
ResponderEliminarDeja que sean los académicos quienes den "lustre" al idioma. Lo nuestro es otra cosa.
Y ¡que Dios nos coja…! Si no lo hace, seguro que del tropezón nos “esmorramos”.