«Grábame como un sello en tu brazo,
como un sello en tu corazón,
porque es fuerte el Amor como la Muerte,
es cruel la pasión como el Abismo;
   es centella de fuego,
   llamarada divina:
las aguas torrenciales no podrán
   apagar el amor,
   ni anegarlo los ríos»

(Cantar de los cantares 8, 6-7)

 

Pues, sí, murió la flor que ayer surgió de la roca. Apenas duró un día. Tampoco pretendió otra cosa. En la frescura de la tierra que la acobijó en el agujero de la peña brotó alegre y festiva; y lució en todo su esplendor. No pudo más, y el fuerte calor la acogotó. No tenía más sustento que una pella de tierra, poco para tener otras pretensiones. “Como la hierba que hoy está, y mañana se seca…”
Nada que ver con lo que hoy celebraremos, acrisolado por el duro trasiego de los años, la apretada fecundidad del desapego y el mucho amor que ambos han puesto: Carmen y Clemente, arropados por todos los suyos, vienen agradecidos a reconocer que en los últimos cincuenta años nunca les faltó Quien desde el principio había salido fiador por ellos.
Y por eso no quieren repetir la fórmula, ya están casados y bien; sólo dar las gracias. Y también manifestar que ellos siguen, porque con tan buena compañía no es desdoro ni deshonor reconocer que, aunque tropezando, esperan continuar, si no como al principio, mejor aún. ¡Faltaría más!
 Chari es la de arriba, y Ana la de abajo, casi en el medio. Aquel día había chocolate con algo más. Faltan Miguel Ángel, el mayor, y Alberto, el menor. Hoy no faltará ninguno de los cuatro, con sus respectivas parejas y retoños.
Y es que cuando la casa tiene buenos cimientos, ni los vientos ni las aguas, tranquilas o tumultuosas, pueden ponerla en peligro de caer.
¡Ah!, pues Miguel Ángel sí que está, allá arriba, mirándonos descaradamente. Y Clemente, abajo, como siempre currando. ¿Estará Carmen por alguna parte? Voy a ver…
¡La encontré…! Disimulando y escondida tras unas gafas de sol ¡en pleno invierno!
Alberto, te pillé… ¡Fue el 29 de mayo de 1983!


Si por algo merece la pena esta vida es por encontrar gente como vosotros, y sentirse acogido.

¡Felicidades!

2 comentarios:

  1. Las flores salidas de la roca, duraron lo suficiente para dejar constancia de ellas en tu entrada, esas ya no mueren por lo menos en la memoria de tu blog; de la misma manera que hay personas que dejan huella y es una suerte haberlas conocido, y saber que eso dura muchos años y no es efimero.
    Te mando besos en este largo fin de semana.

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  2. Anna casi me olvido de mandarte el acuse de recibo, llegaron tus besos y he pasado un buen fin de semana. ¡Por supuesto que incluso lo que parece efímero deja ahí su marca! Y dura…

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