Así de preciosa floreció. Es el despacho parroquial |
Desde hace mucho no
me planteaba esta pregunta, y por lo tanto he tenido que buscar entre mis cosas
la respuesta que me hice en otro tiempo. No he tardado casi nada en encontrarla
porque, aunque lo tengo todo revuelto, al fin y al cabo mis cosas no son
tantas.
Aquí la pongo, no
para dar explicaciones a nadie, que ni sé ni tengo la capacidad para ello ni
creo que a nadie importe, sino para recordármelo a mí mismo, y así estar al
día.
Obedece, me decía mi
padre, cuando me empeñaba en hacer las cosas a mi modo, o sea al contrario de como
él me decía. ¡Obedece!, se desgañitaba mi madre, ante mis travesuras domésticas
que le hacían a sus labores no estar nunca terminadas.
Pero en realidad mi
papá, con respeto, me inquiría si lo tenía bien pensado cuando me veía afrontar
decisiones serias, de las que definen una vida. Y mi mamá no preguntaba nunca
qué vas a hacer, pero cuando me veía venir hacia ella para consulta, antes que
nada me soltaba “tú sabes bien lo que te conviene”. Y luego escuchaba.
De modo y manera que
en casa fui siempre desobediente: no me levanté a la hora, no me puse a comer a
la par que el resto de la familia, no estudiaba cuando la autoridad paterna y
materna decidían que era hora de estudiar, y llegué muchas veces tarde por la
noche, ampliamente rebasada la hora de la vuelta.
Tengo para mí, sin
embargo, que les fui fiel hasta el final; y sentiría muy mucho que alguien
pudiera demostrarme lo contrario. Lo acataría, desde luego, si así fuese.
Así está el cirio pascual que tanto le gusta a Julia |
Entré en religión,
según se decía antes. Y en el convento escuché que se hablaba de ser fieles a
la propia vocación y obedientes al superior, que siempre sabía; de esa manera
nunca no equivocaríamos. Sin embargo, debo reconocer que en este medio, mucho
menos familiar por supuesto, me mantuve obediente “iuxta modum”[1] y conservé
mi fidelidad “resilientemente”[2]. Y porque sabía que en este ambiente
obediencia y fidelidad son sinónimos, de manera que la segunda desaparece
engullida en la primera, no planteé batalla abierta, por inútil y porque el
resultado nunca me sería favorable. Sólo y apenas consentí algunas pequeñas
escaramuzas. Así fue como me gané una especie de encasillamiento de difícil
encaje: diferente, pero no conflictivo.
Desde entonces acá me
he mantenido en mis principios. Puede que aparente estar al margen de muchas
cosas, de ir por libre, de no comulgar con ruedas de molino, de ser tan
original o tan distinto que es mejor echarme de comer a parte…
No es así. Ni como
distintos manjares, ni me hicieron en un molde diferente. Ni voy por libre ni
estoy al margen de ninguna cosa. Acepto y acato a la autoridad, me esfuerzo por
mantenerme fiel. Fuera de esto, ¿qué decir? Si se me intenta doblegar apelando
a la obediencia, me pregunto de quién procederá esa orden y qué razonablemente
habrá evaluado su persona y el contenido de su voluntad, para dirigirse a mí de
esa manera. Si lo que se pretende es corregirme y avisarme porque ando lejos de
mantenerme fiel, lo tomo en serio y empiezo inmediatamente a revisar mis
supuestos.
No, no se puede ir
por la vida a base de ordeno y mando; ni en nombre propio, ni ajeno. Es mucho
mejor, dónde va a compararse, apelar a la propia autonomía y responsabilidad de
cada quien, y construir juntos, edificar en roca viva.
Esto que acabo de
expresar me ha surgido al leer y repensar una homilía en Jueves Santo, dicha en
Roma para más inri, pero dictada con toda intención “orbi et orbe”[3].
Me cuesta mucho menos
creer en el Limbo en los mismos términos en que está expresado en el
Denzinger[4], que aceptar no hablar del ministerio del orden sacerdotal abierto
a toda persona ni del celibato opcional.
Ya digo, cuando me
prohíben algo, me entran unas ganas de desobedecer…
Así está la iglesia de mi parroquia porque es Pascua |
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1 Iuxta modum: expresión
latina que expresa que algo se acepta o se rechaza si se hacen modificaciones.
2 Resilientemente: adverbio
supuestamente derivado de “resiliencia”, capacidad de aprovechar las
dificultades y resistencias para salir reforzado de la situación.
3 Sólo el Papa puede
dirigirse de esa manera, para la ciudad, Roma, y para el orbe, toda la
cristiandad.
4 Heinrich Joseph Dominicus
Denzinger (Lieja, 10 de octubre de 1819 - Würzburg, 19 de junio de 1883) fue un
teólogo católico alemán y el autor de Enchiridion Symbolorum et Definitionum,
epítome que recoge todo el Magisterio de la Iglesia Católica, es decir, todo lo
que hay que creer.
jejejeje! Miguel Angel
ResponderEliminarCon "la autoridad" que tienes en las cabezas pensantes de esta Iglesia,(institucion) es fácil desobedecer y a veces sería justo y necesario.
¿y si yo quisiera consagrarme como sacerdotisa y celebrar misas, y confesar los pecados y bautizar y tener una parroquia de fieles?...
a no la Iglesia no lo permite por ser mujer.
Y si tu quisieras casarte con una mujer para sentirte más feliz, más realizado, acompañado y con mimitos y cariñitos¿....
a no eso se da de narices con el celibato
¿y si aquel o aquella es homosexual, por convencimiento, sin vicio y además con sentimientos religiosos¿...
a no deben de orientar bien su sexualidad,no acudir a locales nocturnos donde se corrompen encontrando el iiinnffiiernooooooo....
todos necesitamos ser tratados con "dignidad y respeto", como ha dicho hoy Sistachs (cardenal-arzobispo de Barcelona), objetando las declaraciones del impresentable obispo de Alcalñá de Henares....a ver si de una ves a mar revuelto ganancia de pescadores, se abre la iglesia a los cambios de esta sociedad...
si a tales elementos como a ese tal Reig Pla hay que obedecer lo tenemos crudo.
Mejor no sigo, porque caería fácilmente en la irreverencia.
Me gustan tus escritos, y la iglesia parroquial está preciosa y las plantas lucen muy bien y .....
Bueno no hay nada mejor que ser fiel a uno mismo y obediente con lo que le dicta su corazón.
Un abrazo.
Por cierto Anna, tengo junto a mí el ser que menos me obedece, pero que me es fiel hasta la muerte (o eso espero al menos): Moli. ;=)
ResponderEliminarEs que es una suerte estar al lado de Moli, eso es de privilegiados
ResponderEliminar.¡hasta la muerte!, es bello.
Felices Pascuas!!!. Está preciosa tu iglesia, Míguel.
ResponderEliminarLa obediencia... vaya asunto, "a según y a quien o qué". Todo relativo... como casi todo en la vida.
Besos amigo mío. Y mañana.... sorpresa
Pero si tu has sido y serás "per secula seculorum", el tio mas legal que conozco.
ResponderEliminarJolines déjate de bobadas y haz caso de Moli, esa ¡ si que sabe ! y mira mi hermana lo que dice, todas las personas que te amamos te decimos que según y como.
Así que ya sabes a ...obedecer, ja,ja,ja, que risa.
Achuchones
Julia, te puedo asegurar que yo no me salto un semáforo en rojo cuando voy en bici y hay un guardia ahí delante, no señor, yo obedezco…siempre. Y como ahí no caben relatividades porque está por medio el parné…
ResponderEliminarY por supuesto que mañana hay sorpresa. Me voy a pasear al monte y luego a lo mejor me invita el Jefe a comer en Rioseco. Todo un programa festivo. No se cumplen 64 todos los años. ¿No te parece?
Besos a mansalva.
Laura, eso de legal… me suena. Pero ya sabrás que no siempre lo "legal" se ajusta a la ley, y ahí está el problema. No te haces ni idea la de veces que me la he saltado. Unas veces me han pillado y otras no. Pero nunca he recibido más allá de un tirón de orejas. He tenido suerte con los jefes, más que otros muchos.
Sabes lo que pasa, que suele suceder que obedezco a quienes soy fiel, y suelo ser fiel a quienes obedezco. Así es difícil equivocarse, ¿No te parece?
Ya veo que has recuperado las fuerzas; me han llegado tus achuchones que casi me cortan la respiración. Yo te los mando también, pero muy suavecitos.