Comerse los sesos


Servidor tenía oído y escuchado lo de “comerse el tarro”, como expresión de quien a fuerza de pensar en cómo resolver su propia vida problemática, terminaba por hacer de ello todo, absolutamente todo, en un a modo de vivir invivible, un sinvivir ni más ni menos, una no vida lisa y llanamente.
Quien es comensal de tal manjar, vive sin vivir en sí, y todo cuanto anhela es salir de ese círculo, que es vicioso, no sólo porque es un vicio pensar sólo en uno/una mismo/misma, sino porque además no tiene salida: una vez dentro de él, el resto ya no cuenta.
Esta mañana, ese pozo de sabiduría e ingenio que es Joludi Blog, -ahí a la derecha está expuesto-, me llega con que el cerebro es esa cosa que sólo sirve para encontrar un lugar seguro donde reposar para los restos. Una vez hecho lo cual, y habida cuenta de que ya no tiene más finalidad, en vez de dejarlo dormitar o morir, lo mejor es comérselo.
¿Me lo estaré comiendo o ya lo tengo en plena digestión?
Cabeza de chorlito, me llamó a veces mi padre. Va a ser verdad…

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