Ni perros ni pájaros. Holoturias

Nunca escuché su nombre, aunque le dieron el Nobel de Literatura en 1996. Nunca leí cosa suya; la poesía no está entre mis hábitos. Llegué a ella por casualidad, y porque un blog al que estoy enchufado ha escrito algo sobre perros no, y he ido a investigar.
Joludi Blog ha publicado un poema de Wislawa Symborska, escritora polaca, fallecida el pasado día 1 de febrero, a propósito de un curriculum que debía preparar como un favor a otra persona. Se titula “Al preparar un curriculum vitae
¿Qué se necesita?
Llenar la solicitud
y añadir un curriculum vitae.
Corta o larga la vida,
su compendio debe ser breve.
Concisión y selectividad resultan obligatorias.
Sustitución de paisajes por direcciones,
de trémulos recuerdos por fechas firmes.
De todos los amores sólo los conyugales
y de todos los hijos nada más los que realmente nacieron.
Quién te conoce es más importante que a quién conoces.
Menciona viajes sólo si a otros países.
Membresía en qué pero sin para qué.
Premio y distinciones pero sin los porqués.
Escribe como si nunca hubieras hablado contigo mismo
y siempre te esquivaras a ti mismo.
No digas nada acerca de tus perros, gatos y pájaros,
recuerdos invaluables, amigos, sueños.
El precio antes que el valor, el título más que el contenido.
El número que calza antes que adónde va
la persona que ellos suponen eres.
Añade una foto de credencial con una oreja expuesta.
Lo que importa es su forma, no lo que escucha.
¿Y qué escucha?
Estruendo de aparatos que reducen
todo el papel a pulpa.

No digo que me disguste, pero tampoco digo que me entusiasme. Es un tipo de poesía que más bien me parece cualquier otra cosa. Y si la leí entera fue por lo de los perros, que no deben entrar en un curriculum. Si yo tuviera que hacer el mío, lo siento mucho, pero irían incluidos, porque servidor no entra donde ellos no puedan pasar. Esa es la razón de que me la haya tragado entera, los perros. Por lo demás, describe este mundo nuestro y la manera de tratar los recursos humanos fielmente, incluso con una pizca de ironía.
Pero en mi indagación encontré esto otro; y aunque ni me atraiga la poesía ni me entusiasme el estilo de su autora, me parece un texto suficiente denso, que describe con aproximación manifiesta la quiebra, la ruptura, la separación abisal en que estamos, más que divididos, desgajados como personas y como colectivo.
 
Autonomía

La holoturia en peligro se parte en dos:
ofrece un ser para que el mundo lo devore
y en su segundo ser escapa.

Violentamente se divide en perdición y salvación,
en recompensa y en castigo, en lo que fue y lo que será.

En medio del cuerpo de la holoturia se abre un abismo
y sus orillas se vuelven de inmediato ajenas una a otra.

En una orilla muerte, en la otra vida.
Aquí desesperación, allá esperanza.
Si hay equilibrio la balanza se queda inmóvil.
Si hay justicia aquí está.

Morir tanto como sea necesario sin traspasar los límites.
Crecer de nuevo a partir de un despojo rescatado.

También nosotros sabemos cómo partirnos en dos
pero sólo en la carne y un bigote roto.
En la carne y en la poesía.

A un lado la garganta, a otro la risa
ligera, rápidamente sofocada.

Aquí un corazón denso, allá non omnis moriar,
sólo tres palabritas como tres plumas en ascenso.

El abismo no nos divide.
Un abismo nos cerca.

No perdono lo de los perros, pero tampoco todo lo demás: sueños, fechas, amigos, viajes, gustos… Eso no es un retrato, es un “afusilamiento” en toda regla.
Por eso precisamente terminaremos por convertirnos en holoturias, simples pepinos de mar.
Una pena.

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