No me dejaron hacer
nada; malamente quitar el plástico que recubría cada palé. Apenas sí me daba
tiempo para cortar con el cuter la fina película, y desaparecían las cajas; en
cuanto hacía una pelota con el plástico, ya otro palé estaba disponible.
Esta vez son treinta
y cuatro mil kilogramos -34.000 kgs.- de alimentos, que se dice pronto, la
cantidad que nos han asignado de los excedentes agrícolas de la CE. Hacen falta
tres camiones de gran tonelaje para transportarlos. Y esta mañana ha llegado el
primero.
Avisamos al personal,
y allí estuvieron esperando que llegara el cargamento diecisiete tiarrones como
castillos, con ganas de comerse lo que apareciera, el mundo, por ejemplo.
Problemas de carga en
origen, Medina de Campo, retrasó más de la cuenta la hora convenida, las once
de la mañana. Cada quien volvió a sus quehaceres que, estando en el paro,
consisten en hacer las labores domésticas como limpiar la casa, hacer las
compras, pelar patatas, llevar los niños al cole y recogerlos, etc.
A las doce y media
volvían a estar aquí. Y esta vez también el camión. En una hora se concluyó el
trabajo.
Impresionante me
pareció la manifestación de fuerza que, contenida por no tener dónde emplearla,
esta mañana hicieron unos trabajadores que se oxidan por no poder trabajar. Al
acabar alguno dijo ¿dónde hay más camiones que los descargamos?
Este paro que esta
crisis nos ha traído está haciendo demasiado daño. A los más jóvenes los vuelve
viejos; y a los viejos nos dice que sobramos.
Déjame que te corrija: sobrar, sobrar, sólo sobran los que nos han traído la crisis y se lucran, además, con ella. Los jóvenes nunca se volverán viejos ni los viejos estorbarán, eso es lo que quieren contarnos, te lo cuenta uno que tiene hijos y va para viejo, mientras sigan creyendo en los seres humanos, seres, por cierto, iguales a nosotros. ¿No se mirarán algunos en el espejo?
ResponderEliminar¡Por Dios! Juan, permiso concedido. ¿Lo dudabas?
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