¿No está mal, verdad? No está nada mal. Si quieres que el asunto acabe bien, llama a un profesional.
El chapuzas de costumbre, haciendo una reparación rápida.
Cualquiera
puede hacer cualquier cosa, basta que se lo proponga. Pero para hacer las cosas
bien, hay que contar con un profesional.
El profesional es ágil y resuelto; trabaja con rigor;
mancha lo imprescindible; derrocha el mínimo de material; tarda lo justo; sabe
resolver problemas; supera con soltura las dificultades y hace exactamente lo
que le pides.
El profesional te saca las castañas del fuego de
manera que salgan listas para degustar: en su punto.
El profesional tiene una pega, cobra.
El profesional, si realmente es profesional, te
cuesta lo que vale su trabajo.
El profesional que ha pintado nuestro hogar es un
buen profesional.
No hay pegas que valgan, cobra porque trabaja, tiene que comer y dar de comer, se lo merece y ademas hay que decir ¡muchas gracias, qué bien lo has hecho!
ResponderEliminarHa quedado muy acogedor, limpio, sin manchas de humedad y vestido por tus parroquianas ¿qué mas quieres baldomero?.
Besitos