Vencer o morir…

 
Apenas me ha durado la que supuse ingeniosa, definitiva y novedosa manera de asear lo que mis manos ensucian. Si cuento los días, que no es el caso porque no me apetece, no salen ni sesenta.
 Ha vuelto a entorpecerse de tal manera que me he dicho de esta no paso, o lo rompo o lo limpio.
 Y esto es lo que he hecho, con un vaso de agua y un pincel del nº 7, marca Distripsa, made in Germany.

 Esta vez no ha habido comedimiento, ni hablar. Directamente lo he anegado, encharcado, sumergido en el líquido elemento. Con el pincel de marras, bien chorreando agua, he hurgado hasta los mismísimos…
No pongo aquí cómo salía barro puro, a chorretones, porque tenía ambas manos ocupadas en la faena. Cuando he podido hacerlo, entonces sí he fotografiado.
Luego ya sólo dejar secar… Planchar no hacía falta.
Así, de esta manera he logrado que la bolita de las narices ruede y ruede suavemente. Ahora la pantalla se mueve ágilmente arriba y abajo, a derecha y a izquierda, que es un auténtico primor.
Aviso para navegantes: este procedimiento debe hacerse en ultimísima instancia, una vez que se han intentado y realizado otros menos agresivos e invasivos. Sólo cuando no exista ninguna otra salida. Es vencer o morir.


 * * * * *
Vencer o morir es lo que se ha propuesto el pobre Berto durante todo el día, en su personal y encarnizada guerra con Moli. Pero mucho me temo que ni vencerá ni morirá. Sólo y apenas le queda aguantarse, alma en pena, porque la piba dice nones. No hay manera de doblegarla.
Otros mucho más grandes lo han intentado. A sus doce años recién cumplidos (11/5/1999) no ha habido can que la consiguiera.
Berto tendrá que conformarse con lo que ella le consienta. Y lo que le permite es todo lo más, esto:

En el coche, esta mañana
En casa, esta noche
Como aún quedan días, Berto seguirá intentándolo. Yo no abrigo ninguna esperanza. Pero seguro que él persistirá, es muy testarudo.
Mientras escribo acabo de escuchar a Moli decirle, por enésima vez, estate quieto, pesado. El ladrido ha sido tan desaborido que Berto se ha quedado seco… Pensará seguro: tal vez a la siguiente lo consiga.
Y así empezaremos la segunda noche. Mañana cuento lo que haya

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