Yo tengo en mi memoria el dicho de esta manera: “Domingo de Ramos, el que no estrena no tiene manos”.Ahora resulta que existen variantes. Del tipo: “…el que no estrena no saca manos”; o “…el que no estrena se le caen las manos”. Y es posible que haya muchos más.Nunca se me ocurrió preguntar qué significaba. Tampoco me dio por pensar si tendría algún otro sentido diferente al simple hecho de que como todos tenemos manos, todos tenemos que estrenar algo, puesto que es Domingo de Ramos. Así que nunca entendí que otras personas no estrenaran, con lo fácil que es. ¿Quién va a ser capaz de no poner en sus manos aunque sean unos guantes?Cada vez que llegaba esta fecha en casa me ofrecían algo nuevo que ponerme. Porque siempre se trató de ropa. Un pañuelo moquero, unos calcetines, una bufanda, un jersey, unos guantes, un babero, una camiseta, unos calzoncillos… todo casero. La casera oficial, o sea mi madre, se encargaba de procurármelo, factura de sus propias manos.Tal es así que ya autónomo e independiente, es un decir, he sido yo el que ha procurado el estreno para no quedarme sin manos. A falta de saber coser o tejer lo suficiente, corto por lo sano y me pongo calcetines nuevos para estrenar mi Domingo de Ramos nuevo particular.Es curioso qué cosas aprendidas en la infancia se olvidan en edades posteriores, y cuales se mantienen. Yo reconozco que he debido perder, si no todas, casi todas. Pero ésta, no. Y es para mí fuerza mayor que en mi armario haya un algo: una camisa, un slip… unos calcetines, para tener algo a estrenar cuando llega el día de Ramos. Si no fuera así, creo que al coger el ramo, me sentiría desnudo, o sin manos para agarrarlo.Y me resulta sorprendente lo poco que se estila entre mi gente esta sana costumbre. No termino de meterme en la cabeza que a muchas personas estrenar algo les ha resultado difícil en su vida. Sencillamente la han tenido ajustada. Al contrario que la mía, que reconozco bastante regalada.Aunque bien mirado, tampoco yo he sido estrenador consumado. De lo que sí he abundado es de género de punto tricotado, o sea tejido a mano, por las manos de mi santa madre.¿Qué haces? Nada. He encontrado en Monedero (nombre de una mercería de la que mi madre era cliente más que habitual, permanente) estos ovillos de perlé, y me han gustado estos colores. Para Ramos estrenas un jersey. Y justo, en Ramos Miguel Ángel se ponía un jersey con manga raglán, mezcla de colores imposibles, que iban a hacer de mí un muchacho rechiscante. Mirarme era quedar deslumbrado. Y yo tan contento porque mis manos estaban aseguradas.O cogía varios que ya no me servían por pequeños o por destrozados, y, producto de la conjunción de todos ellos, salía otro diferente, en forma, en tamaño, en color, que servía para el mismo cometido: estrenar en Ramos.Tengo una bufanda, ya ni recuerdo cuando la estrené, que parece mismamente el arco iris. Sigo usándola.Hoy, cuando me levante, pensaré qué cojo del armario para lucirme en este Domingo de Ramos. No me es posible estrenar el día sin ponerme encima algo que esté por estrenar.Soy débil. No tengo remedio.
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