…sea yo la persona menos fotogénica del mundo. La maquinita de marras me tiene poca simpatía, y es quizás por esto por lo que me ha retratado tan poco, salvo en circunstancias muy especiales y en las que no cabía otra, pues era yo el sujeto objeto del evento.
Pero mira tú por cuanto acabo de descubrir mi imagen en pública subasta. Y yo sin saberlo.
La culpa es de mi hermano Roberto, que es un caciquillo y me ha colgado por su cuenta.
Claro que la ocasión bien lo merece. Me explico.
Si recuerdo bien, en mi casa entró un tractor Ebro cuando yo contaría… pongamos que 8/9 años. La tracción animal se vio apoyada por la maquinaria en las rudas tareas agrícolas de los viejos años 50’. Y poco después, tal vez contara yo entonces unos 11 años, o sea que sería aproximadamente en 1959, llegó la cosechadora; una Claas de arrastre, que segaba, trillaba y ensacaba el grano. La granza se recogía aparte y la paja salía por los aires, haciendo pequeños montones al accionar manualmente una palanca. Todo un lujo, un avance sin parangón en el mundo mundial. Y en mi pueblo ya ni cuento.
Por entonces, un poco antes o un poco después, a Roberto le regalaron, o él se compró, que él era y es asín, una maquina de fotos, tal que parecía una locomotora del tren burra, que sacaba unas fotos pequeñitas, cuadradas, pero suficientemente visibles. Aquel verano sacó todo lo sacable. Fui incluido.
Y aquí estamos, encima de la máquina en cuestión, tractor incluido y la compaña, con pinta de estar en la cima del mundo, dispuestos a devorar mieses y mieses a todo lo ancho y largo de Tierra de Campos.
Cito a las personas, por orden de izquierda a derecha: Félix, mi padre, Monchín, Pedrito y yo. Papá es el de la boina y la corbata. Félix el factotum, gorra sin corbata. Los otros dos rapaces, sus hijos.
Esta foto está colocada en la página web de mi pueblo, que se puede visitar sin pagar entrada: http://www.castromocho.com/
Me habría gustado un poco más que me hubiera sacado manejando la gavilladora, era más artesanal, y el asiento, aquel metal agujereado…, y las aspas…, tenían un encanto.
¡Ale, torda! ¡Morena, arre! ¡Mula…!
¡Sooooooooo!
¡Qué tiempos! me encanta ver estas fotos y recordar los veranos y sus tareas....
ResponderEliminarBesos