La capilla estaba engalada, a la vista está. Porque es Pascua y también porque hoy, o sea ayer, íbamos a presentar a los niños y niñas que harán su primera comunión este año. Flores no faltaron, la gente se encargó de ello.
Estuvo abarrotado el recinto, y la celebración fue una auténtica fiesta. No estábamos todos los que teníamos que estar; la culpa, del calendario; este año viene poco aparente. Quienes estuvimos sí que éramos. ¡Vaya que sí! Y añadimos al contexto más cosas: una mochila de colores, repleta de ilusiones, proyectos y afanes; una cruz con cadenas, que es lo que hay; flores de jardín particular hecho comunal por decisión de la señora Pilar Vecino, buena mujer y mejor vecina; y para completar el pan del sudor trabajado y el vino de la alegría festiva. Que para eso estamos en la Pascua.
El valle estaba espléndido, Carlota atendió a mi llamada y eso que le grité desde lejos, y Gumi y Berto se portaron como siempre, siempre que haya conejos por las proximidades; o sea, desaparecidos. Al final, como no querían quedarse en tierra ajena, aterrizaron. A esos no les apetece dormir fuera de casa, no hay la menor duda.
Preparando una caracolada. Algunos ya están a punto, a otros aún les falta. En su momento, todos darán la talla. Entre tanto, en el arca pasan el rato y van entrando en sazón.
Este año es bueno en caracoles. Y ¡hay que ver cuánto gustan por aquí! Ya me han pedido prestada la literna de acampada para salir de noche de imaginaria. Ya les he dicho: ahí la tenéis, pero no me traigáis caracoles, que si no es con mucho chorizo, jamón y otras menudencias, a mí no me saben a nada…
Tal día como hoy, hace un año, Ramón salió de casa por última vez para el bautizo de Nines y Blanca. Mantuvo el tipo hasta el final.
Y también, hace ya ni me acuerdo, en Portugal los claveles se rebelaron a los sones de Grândola, Vila Morena. La música es lo que tiene, puede sorprender.
Tal día como hoy, hace un año, Ramón salió de casa por última vez para el bautizo de Nines y Blanca. Mantuvo el tipo hasta el final.
Y también, hace ya ni me acuerdo, en Portugal los claveles se rebelaron a los sones de Grândola, Vila Morena. La música es lo que tiene, puede sorprender.
Bueno la tontería que acabo de hacer, sin querer he cerrado la ventana antes de publicar el comentario así que vuelta a empezar.
ResponderEliminarDecía que me encanta el cirio pascual porque es un símbolo precioso y porque la liturgia de la misa de gloria es la más bonita y emocionante de todas. Algún año, antes de que te jubiles, me gustaría asistir a esta celebración.
Por cierto ¿has juntado a propósito las fotos de la iglesia engalanada, el campo y los caracoles? Bueno, es una forma de ver las cosas... todas seguidas una detrás de otra. Y ¿por qué no?
Besos