Ha crecido tanto el número de niños y niñas que participan en nuestra catequesis parroquial que hemos tenido que desplazar un grupo entero, el segundo, al coro de la iglesia. Esto más parece ya un colegio de egebe que nuestra pequeña realidad de siempre. La sacristía y el despacho sirven para hacer los apartados necesarios en el momento de bajar más al detalle y abrir el diálogo en pequeños grupos. Esta foto muestra el coro preparado para que se reúnan ahí el 2º grupo de iniciación a la fe.
Este grupo estuvo el año pasado acercándose a Jesús, no directamente, sino a través de actitudes y comportamientos humanos que sintonizan, diríamos que de forma natural, con los valores evangélicos: la amistad, el trabajo, la solidaridad, el perdón, el compañerismo, el desprendimiento… De esa manera crearon una gusana formada por círculos en los que están escritos esos valores, que se iban añadiendo conforme se trataban.
Este curso el objetivo es acercarse a Jesús, y descubrir que en él esos valores se realizan en plenitud, y propiciar en los niños y en las niñas ganas de imitarle, practicándolos en todos los aspectos de su vida.
Las catequistas propusieron al grupo que decoraran un corazón dibujado en cartulina y escribieran lo que cada participante quisiera expresar, en forma de oración, de acción de gracias, de petición o de compromiso.
Las catequistas propusieron al grupo que decoraran un corazón dibujado en cartulina y escribieran lo que cada participante quisiera expresar, en forma de oración, de acción de gracias, de petición o de compromiso.
La última parte de la catequesis del otro día fue en forma de liturgia. Entre cantos y oraciones, cada niño y cada niña hizo ofrenda del corazón así personalizado entregándoselo a Jesús. Algunos dijeron algo parecido a "toma, Jesús, es mi corazón; guárdamelo". Otros usaron otras expresiones y otros más aprovecharon para pedir por su abuelos o familiares enfermos…
Al final todos los corazones ofrecidos han quedado expuestos tal como se ve, para que sirva de recordatorio de lo que han hecho, y obren en consecuencia.
Este corazón es común de todo el grupo, y además de el trozo final de la oración del corazón, contiene la firma de todos los integrantes del grupo, catequistas incluidas.
El domingo siguiente se me ocurrió en la homilía invitarles a que contaran a toda la comunidad parroquial lo que habían hecho en catequesis, ya que los corazones estaban a la vista de todos, en el cesto en el que los habían depositado. Ignoro cuántos de aquellos niños y niñas se encontraban entonces entre la asamblea, tal vez eran muchos o tal vez no. Se levantaron espontáneamente dos, un niño y una niña, y explicaron lo siguiente: "Este corazón está hecho de amor, y se lo hemos ofrecido a Jesús."
También dijeron que lo habían coloreado, escrito y firmado. Y más cosas que ahora no viene a cuento relatar. Mientras tanto el personal, en silencio, nos miraba con ojos espetellados a los que estábamos delante: el niño, la niña y yo. Luego ellos leyeron alternándose la oración del corazón que estaba impresa en el reverso de la cartulina.
Al salir todos comentaban que "menuda homilía la de hoy, se ha entendido todo, todito, todo." Y que no podíamos empezar mejor el tiempo de Adviento. Con el corazón en zanda…
...En los vértices del tiempo, anidan los sentimientos...(Pájaros de barro).
ResponderEliminarSiempre llevarán consigo esas experiencias.
Buen trabajo.
Es muy bella la inocencia de los infantes por espontánea, aunque a veces me planteo si prefiero la humildad de los ancianos, porque muchas veces está bruñida en experiencias mil. Un fuerte abrazo.
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