Dos

 
El dos (2) es el número que sigue al uno y precede al tres.
Dos es el único número que da el mismo resultado si se suma consigo mismo, si se multiplica por sí mismo o si se eleva a sí mismo
Dos da origen al sistema binario, entre otras muchas cosas.
El número 2 simboliza muchas de las dualidades básicas: yo/tu, hombre/mujer, si/no, vivo/muerto, izquierda/derecha, yin/yang (el símbolo del yin y el yan sugiere los dos principios opuestos – o fuerzas – que comprenden todos los aspectos de la vida.) y así de forma indefinida. Las dualidades son comunes en los acercamientos de los humanos al mundo, probablemente por nuestra preferencia por la lógica de dos estados: verdad/falso – de nuevo otra dualidad. Aunque el 2 era femenino para los pitagóricos, otros esquemas numerológicos lo veían como macho. En la obra del Conde Agrippa de Nettesheim De occulta philosophia (1533: “Filosofía de lo oculto”), el 2 es el símbolo del hombre, del sexo y del mal. Una razón por la que algunos han asociado al mal con el 2 es que en el libro del Génesis no se usa la fórmula “y aquello fue bueno” cuando se refiere al segundo día de la Creación.
Algunas religiones son duales, con dos dioses en lugar del único Dios del monoteísmo. Algunos ejemplos son el Zoroastrismo, donde Ahura Mazda (el dios de la luz y la bondad) batalla contra Ahriman (el dios de la oscuridad y la maldad). El número 2 se asocia a menudo con aspectos negativos, como en las palabras decepción (duplicity en inglés) e hipócrita (two-faced en inglés). Los indios de la costa noroeste americana pedía a los padres de gemelos que cumpliesen varios tabú ya que creían que los poderes sobrenaturales harían que los deseos de los gemelos se hicieran realidad.
Falta apenas dos días para que llegue Navidad



Los Reyes Magos

Por Pancho Aquino




 

No olvidaré jamás aquella mañana del seis de enero; hacía pocos días había cumplido mis primeros sesenta y un años. Durante la noche anterior un sueño extraño llenó mi corazón de dudas. Por eso me levanté muy temprano, no podía seguir durmiendo, algunas lágrimas mostraban mi tristeza.
Me senté en el borde de la cama y seguí llorando, mientras recordaba al duende que en mis sueños me había dicho algo que yo no podía creer… por eso mi llanto y mi tristeza esa mañana del seis de enero.
Con su chillona voz de duende había dicho: "Me extraña que a tu edad no lo sepas: los Reyes Magos no existen, son los adultos, generalmente los padres, los que compran los regalos".
Siguió hablando, sin importarle mi dolor y aunque ya no quería escucharlo y hacía lo posible para alejarme de él, su voz aguda y su risita burlona resonaban en mis oídos, hasta que al fin pude despertar.
Inicié las tareas del día sintiéndome muy mal, sin deseos de hacer nada.
Para distraerme un poco y aliviar mi pena salí a caminar y me encontré con muchos chicos jugando en las calles y comentando entre ellos los regalos recibidos, que por cierto eran muy hermosos.
¡Claro!, pensé, los padres de estos niños tienen el dinero suficiente para comprárselos.
Seguí andando, sin rumbo fijo, y así pasé por un barrio más pobre, por el hospital, por la iglesia y por último llegué a un barrio de emergencia y vi que todos los niños tenían algún juguete entre sus manos.
Los sentimientos eran similares en todas partes. Padres e hijos del barrio rico, la iglesia o el hospital llevaban en sus rostros la misma expresión de felicidad, sin relación con el valor material de los regalos, se reflejaban en sus miradas la emoción, la alegría, la sorpresa, el amor, todo el amor.
Fue entonces que mis labios volvieron a sonreír.
Esperé la noche para hablar con el duende de mis sueños y cuando él llegó le conté lo que había visto.
Me escuchó con mucha atención y sonriente e inquieto como siempre, me dijo:
"Mientras haya gente buena, corazones abiertos, personas que amen a los niños, a las que nos les importe el color de la piel o la posición social, los Reyes Magos seguirán llegando, ellos jamás dejarán de venir".
Su risita sonora se fue apagando, mientras se elevaba hacia el cielo.
Yo me quedé mirando cómo se perdía en la noche y entonces me pareció ver entre las estrellas las siluetas de los tres Reyes, montados en sus camellos. que se alejaban con las bolsas repletas de cartas ilusionadas.
Acaricié mi barba, como lo hago siempre que estoy feliz… una de aquellas cartas era mía.

(Tomado de Navidad Latina)








Pancho Aquino. Escritor y poeta autodidacta, nació en Berisso, Buenos Aires, el 14 de noviembre de 1939.
A los 53 años presentó su primer libro, Añoro, contando al presente con más de 45 títulos y 75 ediciones, en idiomas: español, portugués, inglés, francés, italiano, quichua y guaraní. Al presente lleva vendidos 280.000 libros de su autoría.
Integró la Comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Escritores, SADE Nacional, República Argentina.
Integró la Comisión de Cultura de la Fundación El Libro, Ciudad de Buenos Aires, República Argentina

1 comentario:

  1. Que animado tienes el blog con los villancicos!! Miguel Angel sé que tu tratas de llevar la navidad todos lo días del año a todos/as los que te rodean, así que en estos días tan especiales para ti, deseo que no te falte la buena compañía.

    FELICES FIESTAS!!

    Un abrazo fuerte.

    ResponderEliminar