Chapuzas a domicilio


     Estas son las puertas de mi casa. Y también es la entrada de la gente que viene al hogar de jubilados, de los niños a la catequesis, de las numerosas comunidades de vecinos que se reúnen para debatir sus problemillas domésticos y de escalera, de mi coche, de familias que acaban de bautizar y terminan con fotos ajardinadas, en fin, de todo perro pichichi que le pete entrar y sentarse, por ejemplo.
     Antes era la única puerta, porque al fondo está el local que fue iglesia, cuando éramos pequeños.
     Esta es la misma puerta, sólo que vista por dentro. Al fondo, del otro lado de la calle está la nueva iglesia, que tuvimos que hacer para caber y no sentirnos como sardinas en banasta.
     Es así de ancha y de sencilla porque se pensó y se mandó hacer para que por ella entraran tractores y camiones. Porque todo esto fue en un principio una granja de vacas, cerdos, gallinas y conejos. Estoy hablando de hace unos 50 años. Ahora sobra puerta, de ancho me refiero, pero para qué vamos a cambiarla, si dicen que cuesta un pastón…
     Pero como ya es viejecita, va teniendo problemas. Muchos ya se los hemos ido solucionando, como a base de parches, otros no tienen arreglo y así quedan. Ved, por ejemplo, el bollo que tiene ahí a la derecha; fue una embestida con un remolque, que quien conducía no calculó y la dio. He intentado aplanarlo, pero quiá, es mucho tomate.
     Esta hoja arrastraba que daba pena. El asiento que hace de quicio, con más tierra que cemento (en aquellos tiempos por aquí era más arena que cal, que el cemento ni se veía), se había hecho papilla, y la puerta estaba más que caída, hundida. Arrastraba contra el suelo, chirriaba como si la estuvieran degollando, y costaba dios y ayuda abrirla o cerrarla. Terminaba por estar permanentemente abierta.
     Ved cómo se había comido el ángulo de la parte de arriba al rozar contra la sujección de la pared. A ojo, unos dos centímetros.
     Es uno de los arreglos que había ido dejando para otro momento, momento que nunca llegaba porque siempre había alguna otra cosa que necesitaba más atención, o puede que también fuera porque pensaba yo que era más complicado de lo que luego resultó.
     Esta mañana, sin embargo, me he sacudido la pereza, o he rescatado de la lista de los olvidos esta tarea, y me he puesto a ella.
     Claro, fotos precisamente no tengo, porque estar con la palanca, el martillo, el cortafríos y la cámara, como que no.
     Así que tengo que explicar sólo con palabras lo que he hecho. Sin más, aunque no os interese demasiado, lo diré.
     He rebajado con la radial (en realidad es un taladro al que acoplo un disco de los que me encuentro por ahí que van tirando porque ya no pueden hacer nada útil con él, pero yo me apaño) el aro que esta puerta tiene en la parte media, que impedía subirla. Era necesario, porque tenía que escarbar por debajo, y si la puerta no subía, no tenía espacio para manipular.
     Hecho esto, con la palanca la elevé, y la calcé para que no volviera a caer. Escarbé en la parte inferior e hice espacio suficiente para que me entrara por abajo un trozo de pletina suficientemente grueso que soportara el peso de la puerta. Y sobre él la dejé descansar. Me salió tan bien que apenas descendió ni un milímetro.
     La puerta ya abría y cerraba con suavidad, sólo pibotando sobre el apoyo inferior, como debía ser. Daba gloria moverla.
     Había que terminar el trabajo haciendo una pella con cemento y tapando el agujero. Miro entre mis cachivaches y encuentro de todo, yeso, pegamento para suelos, tapajuntas para placas de escayola y yeso, colorante para juntas, cemento blanco… pero de cemento gris, nada.
     ¡Cómo voy a ir al almacén de Prudencio (1) a por un puño de cemento gris! Hasta La Rubia (2), entre ir y venir, se me va la mañana entera. Lo dejaré por ahora, y ya lo terminaré. Me dije y lo hice.
     Cuando esta tarde paseaba con mis compas, -Moly, Berto y Gumi-, justo en la calle de al lado una hormigonera está vaciando su enorme panza en una de las escasas obras que se están haciendo. Me acerco, les pido un poco, me lo traigo y termino la obra.

     Ved cómo ha quedado. Pero no miréis la puerta, que ya sé que necesitaría algún otro arreglillo (3) más, pero es que de momento y con este calor, uf, ¡qué pereza!

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1. Prudencio es el título de un almacén de materiales de construcción de toda la vida. El que lo regenta es nieto y se llama Javi. Todos los habitantes de esta zona de la ciudad han construido o reparado sus casas con materiales comprados, fiados, no pagados o vaya usted a saber del almacén de Prudencio. El abuelo, el padre y, ahora, el hijo, el dicho Javi, han hecho más por todos los vecinos que el Ayuntamiento y la Iglesia toda, y mira que por aquí han pasado religiosos y religiosas de todos los estilos, colores y camisolas.
La madre de Javi no me cobra a mí el cemento ni aunque le pida diez sacos. Con dos…

2. La Rubia es el barrio de toda la vida, ya veo que me repito, donde los vecinos de mis barrios iban a por cualquier cosa. La tienda más cercana de lo que fuera estaba allí, no había más. Todo a derecho, kilómetro y medio. Si te parabas a saludar, una mañana o una tarde, según. Pero si ibas en autobús, ah entonces, entonces el día entero. Es evidente, sólo había uno. Uno que venía y otro que iba. La bici era otra cosa, claro, ibas cuando querías y volvías cuando te daba la gana. Si no pinchabas, por supuesto, que la calzada no ofrecía ninguna garantía. Antes por el medio todo campo. Ahora entre Erosky, colegios varios, pareados relamidos y rondas de alta velocidad lo llenan todo.

3. Ha habido tiempo suficiente para hacerlo, han pasado casi cinco años, y las puertas están pintadas y hermoseadas. La ocasión para actualizar, reeditando, la ha brindado una mano oculta que ha borrado fotos no sólo de internet, también de mi imac. Imposibilitado de toda imposibilidad para reponerlas, las he vuelto a hacer esta mañana, 27/05/2015, porque no aguanto tener una página de este lugar desnortada. Aprovecho la oportunidad para "enriquecer" el escrito con otras instantáneas, ya que puestos a no ser rigurosos, al menos que la "trampa" redunde en beneficio propio. Quienes tengan la ocurrencia de visitar este escrito, que sepan que las fotos distan en el tiempo, pero no en sintonía. Si al final va a resultar que la realidad es la misma, la cojas por un extremo o por el otro. El curso de la vida no es, necesariamente, como nos lo han pintado. ¿Dónde está el principio? ¿Dónde, el final? Y el curso medio, ¿dónde buscarlo?

11 comentarios:

  1. Menudo trabajo te has mandado a hacer… me alegro, no por lo que pueda aparentar el arreglo (el que dirán), sino porque ayuda a que la entrada no se venga abajo definitivamente.

    Todos sabemos que las “Puertas de Dios” siempre estarán abiertas para la humanidad, con herrumbre o sin ella, con abolladuras o sin ellas, la cuestión es que por esas puertas el cielo se abre para justos y pecadores, pobres o ricos, jóvenes o viejos. Todos sabemos que sus puertas estarán abiertas igual que las tuyas.

    Que bien quedaría esa puerta con un par de arreglos y algo de pintura, las puertas siempre me han llamado la atención y es algo que disfruto ver (ojala viviéramos en un mundo sin puertas, sin alambradas, sin fronteras, pero esa quizás sea otra historia).

    Te mando un abrazo gigante.

    HologramaBlanco

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  2. Mi enhorabuena por tanta manualidad.

    Cariños

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  3. Buen arreglo, aunque inacabado por esa pereza. Yo creía que las almas sacerdotales no sentían pereza. ¡Ah, ya!, se trata de aquello de que el espíritu es fuerte, pero la carne es débil.

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  4. A ese mismo taladro le acoplas una escobilla metálica y quitas esa pintura herrumbrosa hasta encontrar el metal reluciente. Le das una mano de protector para metal y encima dos minitos de pintura.
    Por la mañanita, bien temprano, cuando los calores no lastimen.
    (La segunda mano al anochecer, para encontrarla perfecta al levantarte)

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  5. Lo de Mª Jesús parece que es una muy buena idea y recomendación técnica perfecta para cerrar el circulo de la puerta en cuestión; pues ¡hala! ni una palabra más ponte al tajo, guapo, que otros trabajan aun de sol a sol y no se quejan (o no se les oye).

    Ya sabes "Contra pereza.... diligencia" así me lo enseñaron y también a ti ¿o no?.

    Queremos ver una foto de esa puerta "pintá" y en perfecto estado de revista.

    Besos

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  6. ¡Ozú, cuántas visitas y qué tempraneras! Para tema con tanta enjundia, maravíllame la atención que le habéis prestado.

    Edgardo, pues claro que sí, las puertas son para que estén abiertas. Aún recuerdo cuando visité la Alhambra de Granada, conté más de veinte puertas; ignoro su función, pero eran preciosas. Las tengo metidas en una entrada de mi blog de viajes, justo al lado, En un lugar de Castilla, lo titulo. Gracias por avisarme de las reparaciones pendientes, lo tendré en cuenta.

    Abuela, las manualidades siempre se me dieron pasablemente, y me cayó encima de premio mantener un edificio que es todo goteras. Si hubiera que denominarme de alguna manera diferente a la profesión que ejerzo, o cargo o tarea, o como sea que quieran titularla, muy bien podría ser "Otilio, chapuzas a domicilio". Que has de saber que también cuentan conmigo para ir a casa ajena a ajustar alguna antena, o cocina o mismamente a correr de sitio el mobiliario. ¡Qué dulces me saben tus cariños uruguayos! Por aquí vienen de allá, y son gente encantadora.

    Arobos, no me seas criticón, que yo pretendo mantener vivo y despierto tanto la carne como el espíritu. Pero no todo el monte el orégano… y llego hasta donde llego.

    mariajesús, sabía perfecta y exactamente que me ibas a reclamar los herrumbres y darme esas indicaciones. Por eso hice antes el apósito que la herida. Me lo pensaré, que lo de brocha no me va mucho que digamos. Yo soy más de martillo y escoplo. Si la arruga es bella, no hay más que mirarme en alguna foto, el óxido y el desconchado también dan cierto aire de nobleza.

    Julia, si te alías con mariajesús, me hundes. No va contigo tratarme con esa exigencia. Te me has puesto muy dura conmigo. Aún así sabes que te quiero y que te mando un millón de besos.

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  7. Miguel Angel pues sí que eres un manitas, has conseguido que la puerta abra y cierre bien, que es lo más importante, y cuando te venga bien, cuando tú lo desees, terminas de rematarlo, pero sin prisas que no las hay.

    Saludos.

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  8. Muy buen trabajo, Miguel Angel, pero solo es la primera parte...Mariajesus tiene razón, ahora ,poco a poco, aprovechando las horas de menos calor, ¡ala! a decapar la puerta, a pulirla y a pintarla....jajajaja
    un hombre con pereza es como un reloj sin cuerda..
    A ver si nos enseñas las fotos del acabado ...
    Desde aquí te ayudo ¿vale?

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  9. Ya ves lo que pasa por contarlo, pero no me extraña que te sientas orgulloso del arreglo. Estas cosas "prestan" mucho aunque siempre suele dar pereza empezarlas. Me adscribo al club de la pintura, pero con licencia para hacerlo, siguiendo las instrucciones precisas de María Jesús, cuando las hojas de otoño empiecen a caer, ya que lijar toda esa superficie resulta cansado y con tanto calor se sufre más. La pintura resulta un poco rollo porque en este caso serán dos manos mas la de minio, pero ahora hay pinturas muy resistentes. Conviene no olvidarse de poner periódicos o lo que sea en el suelo. ¿Se nota que escribe la princesa de la broca y el martillo? El título de reina se lo dejo a M.Jesús que seguro que lo tendrá más merecido. Un abrazo.

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  10. Miguel Angel...¿sabes que cada vez que se entra en tu blog, sale una ventana emergente de "publicidad", es una web que se llama "Bloguez.com".
    A mi ni los filtros del navegador la neutralizan.
    ¿la has contratado tú o se te ha colado en el blog ?...
    Es molesto que se habra esta pantalla.
    Un saludo.

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  11. María, tus palabras son bálsamo para mí. Seguiré tus consejos y cuando todo sea cumplido, daré también cumplida cuenta.

    Saludos cordiales


    Anna, en efecto, esas labores son las correctas que conviene hacer a esa puerta. En mi barrio han desaparecido todas las ventanas y puertas de hierro, y han sido sustituidas por aluminio o pvc, que no necesitan tantos mimos. Está claro que esto pertenece a otra época. Pero convendrás conmigo que así, tal como está, tiene un saborcillo… ¿Qué prisa podría haber en cambiarlo?

    En cuanto a la ventana emergente, no es de mi blog. No es competencia mía, tal vez de tu navegador, o de blogger. Lo he comprobado.

    Un saludo cordial


    emejota, contarlo está bien porque así se sabe. Si las cosas no se dijeran y nadie lo supiera ¿qué sería de un blog, pura estética?

    Tomo nota de los periódicos. También un poco de agua y un trapito para quitar las gotas que salten. Y guantes de goma, que si no las manos se quedan feas y ásperas del aguarrás.

    Princesa te va muy bien, no renuncies nunca a él. Reina es demasiado, como imponente. Pero mariajesús no le hará ascos, ¿quién si no manda en su parcela?

    Un abrazo.

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