Voy a sincerarme.
Esto fue que el 12 de noviembre de 2008 conecté con el blog que Juan Masiá Clavel SJ tenía en Religión Digital (RD), donde se saboreaban gustosos artículos sobre moral, evangelio, sensibilidades religiosas y tozudeces ibéricas. Di cumplida cuenta aquí de mi hallazgo.
Esto fue que el 12 de noviembre de 2008 conecté con el blog que Juan Masiá Clavel SJ tenía en Religión Digital (RD), donde se saboreaban gustosos artículos sobre moral, evangelio, sensibilidades religiosas y tozudeces ibéricas. Di cumplida cuenta aquí de mi hallazgo.
El caso es que al contenido de los artículos, de muy buena factura ¡todo hay que decirlo!, solía acompañarle una cohorte de comentarios también en sintonía, que resultaba un conjunto acogedor y entrañable.
A pesar de lo cual también ocurría que se metían por allá mesnadas frenéticas de insultadores y malencarados personajes que, además de emitir exabruptos, tuvieron el curioso detalle de enviar misivas acusatorias (vulgarmente, denuncias) a otros personajes, ajenos en principio al asunto que allí se trataba, que además de tener de sí mismos un muy alto concepto se creen con el deber y también el derecho de apacentar una grey de su propiedad y de cuidarla de ideas e ingenio que ellos nunca han sido ni serán capaces de parir. Tal es su manifiesta infecundidad y su obtusa capacidad.
Tampoco contribuía el portal RD a hacer festivo el ambiente, permitiendo, o buscando intencionadamente, que eso está aún por aclarar, publicidad sustanciosa a base de pornografía zafia y denigrante sin avisar ni poner los límites que la ley considera imprescindibles.
El caso es que huyendo de unos y de otros, una mano amiga propuso trasladar todo el conjunto a otro lugar. Y se eligió lacomunidad.elpaís.com, donde no sólo se evitaría la publicidad vergonzante, sino que también comentarios groseros.
Para continuar manteniendo el buen ambiente y la cordialidad que se había generado entre un grupo de simpatizantes de “Vivir y pensar en la frontera”, y con el fin de identificarnos de alguna manera, abrimos cuenta allí y nos asignamos aviatar propio y personalizado.
Aprovechando la tacada, yo abrí también un blog y, no teniendo nada especial que decir, lo convertí en un clon de este mismo pequeño mundo en el que escribo y donde me encuentro como en mi casa.
Desde entonces fue posible mantener el aire de los blog de Masía, tanto en RD como en Elpaispuntocom, a salvo de atentados, pero no de otro tipo de acechanzas.
Las denuncias han hecho su efecto, y alguna supuesta autoridad ha movido los hilos pertinentes para que a la voz de ordeno y mando Juan Masiá deje de publicar en España.
Desconozco el entresijo del asunto, me refiero a personas y razones esgrimidas, por lo que no puedo añadir más sobre este asunto. Sólo sé que esta mañana me he desayunado con el adiós de Juan Masiá en sus dos blogs abiertos en nuestro país. «OS COMUNICO QUE POR RAZONES AJENAS A MI VOLUNTAD ME VEO OBLIGADO A DEJAR ESTE BLOG», han sido sus palabras en cada uno de ellos, para nada explicativas pero suficientemente significativas. No por ello van a silenciar su voz. Ya se han abierto otros lugares por personas interpuestas donde estén disponibles sus escritos y reflexiones, no importa si los emite en origen en inglés, en japonés o en su murciano nativo.
A lo que voy; estoy muy disgustado tanto con RD como con Elpaispuntocom por su silencio ante este asunto y su falta de apoyo efectivo a esta persona que además de elevar considerablemente el nivel intelectual de sus portales, atraía un número considerable de visitantes. En vista de lo cual yo prometo y me comprometo a no volver a entrar en Religión Digital y a abandonar mi blog en Elpaiscomunidad. Así pues "El país de las maravillas", de mi propiedad al menos por ahora, queda congelado para los restos.
A pesar de lo cual también ocurría que se metían por allá mesnadas frenéticas de insultadores y malencarados personajes que, además de emitir exabruptos, tuvieron el curioso detalle de enviar misivas acusatorias (vulgarmente, denuncias) a otros personajes, ajenos en principio al asunto que allí se trataba, que además de tener de sí mismos un muy alto concepto se creen con el deber y también el derecho de apacentar una grey de su propiedad y de cuidarla de ideas e ingenio que ellos nunca han sido ni serán capaces de parir. Tal es su manifiesta infecundidad y su obtusa capacidad.
Tampoco contribuía el portal RD a hacer festivo el ambiente, permitiendo, o buscando intencionadamente, que eso está aún por aclarar, publicidad sustanciosa a base de pornografía zafia y denigrante sin avisar ni poner los límites que la ley considera imprescindibles.
El caso es que huyendo de unos y de otros, una mano amiga propuso trasladar todo el conjunto a otro lugar. Y se eligió lacomunidad.elpaís.com, donde no sólo se evitaría la publicidad vergonzante, sino que también comentarios groseros.
Para continuar manteniendo el buen ambiente y la cordialidad que se había generado entre un grupo de simpatizantes de “Vivir y pensar en la frontera”, y con el fin de identificarnos de alguna manera, abrimos cuenta allí y nos asignamos aviatar propio y personalizado.
Aprovechando la tacada, yo abrí también un blog y, no teniendo nada especial que decir, lo convertí en un clon de este mismo pequeño mundo en el que escribo y donde me encuentro como en mi casa.
Desde entonces fue posible mantener el aire de los blog de Masía, tanto en RD como en Elpaispuntocom, a salvo de atentados, pero no de otro tipo de acechanzas.
Las denuncias han hecho su efecto, y alguna supuesta autoridad ha movido los hilos pertinentes para que a la voz de ordeno y mando Juan Masiá deje de publicar en España.
Desconozco el entresijo del asunto, me refiero a personas y razones esgrimidas, por lo que no puedo añadir más sobre este asunto. Sólo sé que esta mañana me he desayunado con el adiós de Juan Masiá en sus dos blogs abiertos en nuestro país. «OS COMUNICO QUE POR RAZONES AJENAS A MI VOLUNTAD ME VEO OBLIGADO A DEJAR ESTE BLOG», han sido sus palabras en cada uno de ellos, para nada explicativas pero suficientemente significativas. No por ello van a silenciar su voz. Ya se han abierto otros lugares por personas interpuestas donde estén disponibles sus escritos y reflexiones, no importa si los emite en origen en inglés, en japonés o en su murciano nativo.
A lo que voy; estoy muy disgustado tanto con RD como con Elpaispuntocom por su silencio ante este asunto y su falta de apoyo efectivo a esta persona que además de elevar considerablemente el nivel intelectual de sus portales, atraía un número considerable de visitantes. En vista de lo cual yo prometo y me comprometo a no volver a entrar en Religión Digital y a abandonar mi blog en Elpaiscomunidad. Así pues "El país de las maravillas", de mi propiedad al menos por ahora, queda congelado para los restos.
En cuanto a la persona de Juan, para que nadie diga que exagero, sepan todos que tiene entrada propia en Wikipedia, que es una autoridad mundial en su especialidad, la Bioética, que en Japón donde vive está bien considerado, y que da gusto leerlo, porque además de saber, se explica. Y, lo que en absoluto es menos importante: SE LE ENTIENDE. Y esto no lo pueden decir todos, y desde luego mucho menos los que le obligan a callar.
Hola Míguel, no me extraña que estés más que enfadado, dolido e incluso sublevado, es que "manda güevos" lo que tenemos que ver y vivir en estos tiempos.
ResponderEliminarSupongo que quien ha ordenado "callar" a Masiá serán los mismo que antaño mandaron callar a los demás que hablaron alto y claro sobre las cosas de este y del otro mundo; en cambio han callado, cuando no consentido por omisión, durante decenios el mayor pecado que se puede cometer como ser humano: someter a pobres e inocentes niños y jóvenes a prácticas aberrantes aprovechando su poder sobre ellos. ¡Pues vaya mierda de iglesia, oye! Con razón yo ya no les "ajunto".
Esta institución es otro de los signos de los tiempos: los mediocres arribistas en el poder y los sabios, generosos, decentes seres humanos aguantando el chaparrón.
Míguel estás muy dolido con los medios que sustentaban el blog de Masiá y que no han dicho ni pío según tú; sí, tienen su culpa pero la verdadera culpa está en quien le manda callar y la responsabilidad de que puedan hacerlo con total impunidad es de quienes les dan autoridad para poder hacerlo. A buen entendedor...
Besos y mis condolencias.
Asisto perplejo a ese hecho que mencionas y, desconociendo los detalles del asunto, me limito a lamentar que esa voz haya sido silenciada. Pero, como bien dices, la voz nunca desaparecerá, pues el aire, el papel y las paredes están impregnados de las lecciones que Masiá ha impartido con tanto ahinco como ilusión y que, estoy convencido, habrán fructificado en muchas más mentes de las que nos podemos imaginar. Dejará el blog, pero su pensamiento permanecerá vivo y encontrará uno y mil cauces para proyectarse.
ResponderEliminarYa he venido hasta aquí, y porque sintonizo con tu mirada sobre la Iglesia, los excluidos y Dios.
ResponderEliminarMasiá está en el punto de mira, de acuerdo, y todos nosotros también: en el punto de mira de lo que viven en el evitable sufrimiento.
Julia, merecido lo tengo, tienes razón. Y aquí estamos, aguantando el chaparrón, o los chaparrones, porque llueve torrencialmente y atruena por toda partes.
ResponderEliminarTengo bien a mano el chubasquero, no te creas, que algo me protegerá de las inclemencias.
Besos, ya sabes.
Fernando, tienes razón, haya cosas que nadie puede ya parar. No sólo porque se caen por su peso, sino porque en estos tiempos ya no existen barreras infranqueables. ¡Qué más quisieran algunos que poner vallas al campo! Durante demasiado tiempo lo han estado haciendo, pero llega el fin…
susana, ¡bienvenida y a seguir sintonizando!
Lo normal es decir lo que uno sabe, diferente de lo habitual que es hablar de lo que no se sabe.
ResponderEliminar"Si le callan a Juan Masiá también, seguiremos perdiendo todos" dice Miguel Angel. Que tenga cariño a JMC no es disparatado, pero no nos meta necesariamente a todos en esa desgracia.También es posible que antes de mil años pueda comprobarse que esa desgracia ha sido beneficiosa para ¿todos?, a menos que Ud. sea profeta o adivino.