La Cañada, segundo día de fiestas





Unos trabajos muy manuales, vamos de auténtica orfebrería. La exposición de cosidos y otros menesteres realizados a lo largo de todo un año no deberían llevar a error, creer que esto es coser y cantar. Que no, oye, que no. Esto tiene mucho trabajo, paciencia y hasta picotazos en los dedos. Como puede observarse, hay variación. Y en la variedad, está el gusto.



El equipo directivo acogen y agasajan a la Concejala de Participación Ciudadana. Todo un detallazo acercarse a dejarse agasajar. Lo lleva en el cargo, pero lo hizo muy requetebién, la chica.
Luego vino el convite, a base de pastas de la tierra y limonada hecha con vino, también de la tierra, por la mano serena y entendida de Cayo.




Y están puestos los últimos, pero ellos acompasaron la marcha de personalidades y pueblo soberano: los dulzaineros, también de la tierra, como puede comprobarse.


Luego llegaron la payasa y el mago. Y los peques participaron, pero haciendo trampa. No veáis lo que le hicieron sudar al de los pañuelos y los trucos. Casi le pillan. Incluso su hijo, que estaba por aquí abajo, le iba chillando dónde estaba el pañuelo azul, cuando tenía que aparecer el pañuelo rojo, o el rollo de papel que se metió en el bolso pero salió por la boca, y nunca terminaba de salir… Qué largura, vaya indisgestión.
A la payasa no la pillaron, que nos contó un cuento muy muy serio, de animales, plantas, luna y estrellas, ¡que pasan un frío allá arriba…!






Y la cosa termina con baile, pero eso no lo cuento, eso se baila.

4 comentarios:

  1. Miguel Ángel, como dices tú, ¡Jopelines!
    La de labores preciosas, y muy trabajadas que hay en la exposición, oye que cuesta mucho, y hay poner interes y paciencia.
    Veo que estuvieron muy animadas.
    (Autoridades y todo)

    ¡Vivan las fiestas de la CAÑADAAAAA!

    Un cariñico muy grande.

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  2. María Luisa, ¿verdad que sí son una maravilla? Y también hacen encaje de bolillos, que es que mueven las manos como artesanas de postín. Así pasan el tiempo y así las usan, gastadas de tanto trabajar, que las de por aquí han bregado mucho. Esta es la hora de empezar a disfrutar. Si hasta el barrio parece cambiado, y lo está, que se ha modernizado y ya no desdice del resto de la ciudad. Incluso llegan gentes buscando la tranquilidad que por aquí hay; y las casas se “ennuevan” y ya nadie tiene vergüenza de decir dónde viven. Claro que también se está perdiendo algo la familiaridad y llaneza que había antes. Es el tributo que hay que pagar por mejorar.

    Esta mañana ha habido "chocolate a la puerta de su casa", que sienta muy bien después de bailotear hasta la madrugada.

    Y en estos momentos están todos los vecinos comiendo tortilla y jugando al fútbol. Y a la tarde más cosas para niños. Y fin de fiesta y hasta el año que viene.

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  3. Las fiestas de la Cañada no se pueden explicar, sólo se pueden vivir; son sencillas y entrañables como lo es la gente que la habita.
    No se dan importancia ni salen en la prensa, a ellos les va otra cosa: el disfrute y la acogida a quien llega, dando de lo que tienen y compartiendo lo que son: sencillez y acogida a raudales. Hoy he disfrutado mucho repartiendo chocolate, pastas, jugo de nube y limonada junto con unas tortillas buenisimas hechas por unas amas de casa como la copa de un pino piñonero.

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  4. Preciosas las labores, y las fiestas, como dice Pilar, sencillas y entrañablss. Se nota que salen del mismo pueblo, que no las organiza ningún capitoste. Un abrazo, Miguel Ángel.

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