Una carta magna, o sea, grande

Se me quedó mirando cuando yo creía que ya se iba, y como pensando lo que iba a decir, al fin dijo:
- Usted es un caso raro.
Extrañado le miré también y, no sé si dije algo, y si no lo dije es igual, esperé que él continuara.
- No es normal que en un despacho parroquial esté la constitución.



Caí en la cuenta de lo que quería decir. Era verdad. En lo que hacía de despacho parroquial, que en realidad era mi cuarto de estar y recibir, mi cuarto de trabajo, mi cuarto de comer y ver la tele, vamos mi cuarto, tenía encima de la mesa camilla de 0,90 m. un ejemplar de la constitución española. O sea, La Constitución Española que había conseguido el día que se publicó en la mayoría de los periódicos de tirada nacional. Sí, el texto aprobado por las Cortes el día 31 de octubre de 1978 y entregado ya no me acuerdo con cuál de ellos, un diario publicado, con vistas al referéndum del ya conocido y famoso día 6 de diciembre.


Ahora tengo otro más, el que se publicó con motivo de los 25 años, o sea de 2003, también obtenido por un procedimiento parecido.



¿Por qué lo tenía, por qué lo tengo, por qué está donde está? No tengo respuesta, no lo he pensado. Lo tengo y ahí está.

También está la Biblia, a la vista, y algunos otros libros que uso con más frecuencia.

No, la constitución no es cosa que lea de continuo. Es más, no la he leído entera, sólo aquello que sobre la marcha y como para salir del paso he necesitado.

No, tampoco la tengo adjetivada de texto magno, o reverencial o “sagrado dentro de su profanidad”.

No la tengo donde la tengo para hacer ver qué majete y buen ciudadano y qué demócrata soy, y tal…

La verdad es que no sé qué responder, pero ahí está…

Confieso que antes de ella y también después de ella, digo de la aprobación y promulgación, no he tenido ningún marcado acento político. Por supuesto de partido político nada, aunque tenga mis inclinaciones siniestras, a veces más radicales, a veces menos. Por supuesto de derecha nunca, que no me cabe ni en la cabeza ni en el cuerpo; tampoco en el alma.

La tengo porque sí, por costumbre, por naturalidad, porque es mía y es de todos. Está donde está porque a veces hay que recordar que durante 30 años de mi vida no la tuve, y ahora 30 años después, la tengo y la tenemos, y resulta que es bueno saber que es posible que la sigamos teniendo, y yo también por supuesto, otros 30 años más, con lo cual, y si llego a ello, habré colmado mi vida en lo que se llama “normalidad democrática”.

Y esto parece querer decir ¡la leche!, y sin embargo no es así. Y no es triste decirlo, pero también es triste. Porque a veces, encerrado en mi pequeño mundo, éste y el otro que esto deja fluir, aparento vivir en una normalidad placentera y bienaventurada.

Pero no, que basta con que ponga la tele o la radio, abra la puerta y salga o entre alguien en casa, o coja el coche y vaya por otros lugares, para darme cuenta de que falta, falta aún mucho mucho, pero que mucho mucho, para que gocemos de esa normalidad tan ansiada.

Aquí, bien cerquita, derechos reconocidos no son cumplidos como la vivienda, el trabajo, el presente y no digamos el futuro con cierto seguro asegurado, jóvenes que no pueden comprometerse porque tienen las manos vacías o casi, pensiones de mala muerte que apenas alcanzan para lo justito en la vida, ancianos y ancianas que qué será de nosotros, víctimas de malos tratos que no se atreven ni a levantar la voz menos aún denunciar…

Y fuera de aquí no voy ahora a decir lugares, que no es oportuno. Pero sin salir de mi pequeña comunidad tengo que decir que en los pueblos de mi tierra el día de la constitución se vive como vacío, la gente hace cosas para llenar el tiempo de un día festivo sin celebración. Va al campo, lleva el ganado, atiende a pequeñas ocupaciones, pero de fiesta y de traje de fiesta, nada de nada. Bueno, sí, que algunos aprovechan para ir a la nieve y disfrutar. Otros, ¿a la playa?

Eso sí, en las altas instancias todo son reuniones y aclamaciones y locuciones y aplausos y homenajes y qué sé yo…

Así que esta fiesta es nuestra fiesta, que unos dicen que compite con la inmaculada y otros que si con la fiesta del invierno.

No, no la tengo por sagrada (me refiero al texto jurídico que enmarca nuestra convivencia de país, de nación, estado), ni siquiera por completa, menos por acabada. Se acabará justo el día en que todos y todas la completemos del todo y sea aceptada en su totalidad y sin duda alguna, ni condición, vamos por aclamación popular.

9 comentarios:

  1. Ay!! Pobre constitución!!!
    Cada vez que leo lo del "Derecho a la vivienda digna" y veo lo que vale un piso en Barcelona (la hipoteca o el alquiler, que tanto da, robos son igualmente) me indigno.
    Mejor no leerla, no.

    Yo me la sabía bastante bien :-))
    La estuve explicando algunos años... conocía hasta sus "trucos" (como el artículo que permite reformar el otro artículo que, a su vez, establece un procedimiento de reforma rígido para determinados apartados "importantes"... curioso) jeje

    ¿Y todo el jaleo de nomenclatura en el apartado de los derechos? esto era difícil de aprender :-))

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  2. Muy bien, Miguel Angel. El texto de la Constitución en el despacho parroquial. Un reflejo claro de espiritu abierto, sensible y sabedor de la importancia del documento. Una lección a tener en cuenta por muchos. En efecto, queda todavía mucho camino por recorrer, aunque en esto ocurre como con el aire. Nadie se plantea qué es el aire o si existe o no. Pero es evidente que, si no existiera, la vida sería imposible.

    Me sorprende lo de tu comentarista anterior, a quien no conozco. "Mejor no leerla", dice. ¿¿¿¿¿¿?????????. Síntoma preocupante de la actitud que un sector de la juventud, o no tan juvenil, siente por este tema.

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  3. Reconozco que a mí también me hubiera sorprendido ver la Constitución encima de una mesa de un despacho parroquial, pero me lo hubiera hecho gratamente.
    Creo que es un texto que, aunque esté ahí vigente como la ley máxima, mucha gente no sabe ni de lo que va. El otro día, un reportero de las noticias de antena 3, preguntaba a unos chavales que iban al Congreso qué era la Constitución. Debían tener entre 16 y 18 años, pero ninguno de ellos supo decir exactamente lo que es la Constitución. De vez en cuando se deberían hacer campañas para dalra a conocer al pueblo y concienciar de que no es una ley cualquiera, sino el conjunto de leyes orgánicas que nos regulan, ni más ni menos.
    En fin, vaya "sermón" :)
    Un saludo
    Nacho

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  4. mi sobrina de seis años me ha dicho que la constitucion son unas normas, como las de su clase, para que la paz exista, si alguien no cumple las normas la paz no puede vivir...
    ¡alucinante la sencillez¡
    Gracias por tu reflexión

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  5. Lo importante es que las nuevas generaciones sepan que Esa Constitución, se llevó un costo de años y años de guerras, persecusiones, exilios, bancarrota y todo sobrenadando en liros y litros de sangre española y extranjera...CUIDE SU DEMOCRACIA PUES SU COSTO ES ENORME.

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  6. Jope, Miguel Ángel, ya sólo me faltaba la visita de un cura en mi blog y ¡¡¡lo conseguí!!! Ahora bien, de un cura constitucional, qué alivio. Te devuelvo la visita y te felicito, porque tu blog es postivo, y tranquilo, me ha gustado. Saludos

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  7. Fernando Manero
    ¿Leíste bien mi comentario? Lo de "mejor no leerla" es por la cantidad de promesas vacías de contenido que hay ahí dentro :-)

    Gracias por lo de joven: pero tengo 46 años (cumplo 47 el día 19 del presente mes) jeje

    Y he sido profesora de Derecho durante bastantes años en academias de oposiciones, en un centro de FP y en la Escuela Universitaria de Turismo y, precisamente, la Constitución era mi especialidad :-)))
    Un abrazo!!

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  8. Miguel Ángel, te he dejado un "premio" bloggero en mi blog. Espero que te guste y que te rías mucho, que es cosa buena en esta vida. Un saludo.

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  9. Assumpta: ¡Ojalá la constitución fuera especialidad de todo el personal de este país! ¿No te parece? Gracias por decirnos algo más de ti.

    Fernando: Gracias por tu comentario. Es todo un honor tenerte aquí.

    Nacho: Gracias por tu sermón. Muchos más sermones como el tuyo hace falta sobre asunto tan vital para este pueblo nuestro. Cuando te parezca oportuno deja uno más, por fa.

    mreina: Veo que tu sobrina está en la onda. ¡Alucinante sencillez! y también ¡Asombrosa profundidad! Gracias por entrar.

    AliReyes: Mucha razón tienes, somos un pueblo que no sabemos defender y mantener nuestras constituciones. La historia así lo dice. A ver si aprendemos.

    Clares: Gracias por sorprenderte. Creí que las sorpresas de ese tipo ya no se daban, pero veo que sí. Y por supuesto gracias por ese premio tan "enigmático" y tan gratuito. Nos seguiremos visitando, crea cada quien en lo que crea, ¿no te parece?

    A todos os digo que antes no he dicho: Desde aquel día en que aquel feligrés me apuntó a la constitución encima de mi mesa, como que la tengo con más cariño y por supuesto con mucho más orgullo.
    Gracias a todos.

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