Un día como otro cualquiera

Por fin he terminado la dichosa página de la parroquia. He mandado a amiguetes el enlace para que opinen y evalúen, y según lo que digan modificaré lo que sea pertinente.
No ha sido difícil, pero sí entretenido. No conocía el programa de googlepages y he tenido que leer y escribir incluso en html o como se diga, que no conocía tampoco. Pero creo que ha quedado al final algo relativamente digno.
¡Qué conformista soy!

En otro orden de cosas, Arguiñano ha dicho un chiste en su programa que me interesa no olvidar. Lo voy a transcribir para que no se me olvide, aún a pesar de que carezco de la gracia para hacerlo.

Esto es un cura que se cae en un pantano.
El pobre se va hundiendo en el barro, y al rato el agua le llega a las rodillas.
Llegan los bomberos del pueblo a rescatarlo. Y el cura les dice:
"No os preocupéis. Dios proveerá".
Los bomberos se retiran.
Pasa una hora, y el cura sigue hundiéndose, y el agua le llega por la cintura.
Vuelven los bomberos y reciben la misma respuesta del cura:
"No os preocupéis. Dios proveerá".
A las cuatro horas, el agua le llega al cura a la altura del cuello.
Aparecen de nuevo los bomberos a ayudarle, y el cura se lo impide con la retahíla de antes:
"No os preocupéis. Dios proveerá".
Llega la noche y el buen cura se ahoga.
Como buen cura que era llega al cielo y es recibido por San Pedro. Inmediatamente pide audiencia con el Padre Eterno. Al cabo de un rato es recibido en la sala privada.
Y el cura le increpa al Buen Dios:
"Señor, te estuve esperando para que me ayudaras, y no apareciste. ¡Así me aprecias!
Y Dios Padre, el Abba, le responde:
"¡Cabezota! Por tres veces te envié a los bomberos y no quisiste hacerles caso. ¿Qué más podía hacer?"

Resulta un chiste, pero es teología profunda de andar por casa. Lo aprovecharé para alguna ocasión.

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