Es solo un alto en el camino…

 


Así lo pensábamos y así lo vivimos. Éramos más jóvenes entonces, pero luego, cuando empezamos a madurar seguíamos pensando igual. No tenéis remedio, eso no suele suceder, nos decían. Hay que sentar la cabeza, parecéis chiquillos. Las personas evolucionan y maduran. Y conforme van haciéndose mayores pasan de progres a conservadores, de idealistas a sensatos, de inconformistas a condescendientes… de rojos a azules.

El pelo se nos ha ido clareando, y la piel arrugando; la columna inclinándose y la vista desgastándose; el apetito disminuyendo y el sueño haciéndose liviano. Sí hemos avanzando en edad, dignidad y gobierno hasta repetirnos, olvidar nombres y lugares, hablar sin saber cómo y dónde cortar, mantener silencios sin avergonzarnos de no decir nada y persistir en las ideas de entonces sin importarnos el qué dirán o pensarán de nosotros.

Ahora para ti ya esto terminó. Pero no el camino, que lo continuas en otra dimensión, lo sé. Con nuevas fuerzas, con las mismas ganas, con idéntica contundencia, y eso es lo mejor, recuperando antiguas amistades que nos adelantaron y ahora te salen al encuentro.

Cuando volvamos a encontrarnos, ya me contarás cómo te ha ido. Y yo comprobaré que a mí también ese camino terminará por desgastarme. Pero tú lo acabaste y a mí aún me reclama.

Nos volveremos a ver, claro que sí. Pero no me esperes que aún me quedan cosas por hacer, si me dan tiempo, porque las mimbres aún me sobran…

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