CON FLORES A MARÍA
Porque estabas allí, joven y pura,
desde el altar con luz de
primavera
y despertaste la piedad primera
a un niño que buscaba tu
hermosura,
porque plantaste el verso que
apresura
el imposible sueño en la frontera
de ese tu amor sin nombre que
rindiera
mi ser al don total y su locura,
por permitir que fuera adolescente
el resto de mi vida entre tus
brazos;
de nuevo, con más años de camino,
vuelvo a llevar con gozo y a
porfía
este oloroso ramo vespertino
de alegres flores para ti, María.
Pedro Miguel Lamet
¡Toma ya ramo precioso! supongo que los has/han recogido del campo paseando a los perritos. Es muy bonito, Míguel.
ResponderEliminarBesos