Paisano Delibes
Senda humana y literaria por el Valladolid de Miguel Delibes



Miércoles, 19 de junio, 20: 15 h. Punto de encuentro: Oficina de Turismo de Recoletos.
Itinerario: Acera de Recoletos, 12 • C/ Colmenares, 10 • C/ Gamazo, 16 (Hotel Felipe IV) • C/ Estación, 5 (antigua Escuela de Comercio) • Campo Grande. Colegio de Lourdes • Esquina de San Ildefonso con paseo de Zorrilla (Colegio de las Carmelitas del Campo) • C/ Montero Calvo, 7 (El Norte de Castilla) • C/ Dos de Mayo, 10 • Duración aprox. 90 minutos.
Casa natal de don Miguel Delibes
 Miguel Delibes Setién nació en Valladolid, el 17 de octubre de 1920, en el cuarto piso de la casa número 12 de la Acera de Recoletos. Su familia directa estuvo formada por el padre, Adolfo Delibes, la madre, María Setién; y ocho hijos, de los que Miguel fue el tercero del matrimonio.

Cuando Miguel tenía poco más de un año, los Delibes Setién se trasladaron a la calle Colmenares 10, donde él viviría hasta que en 1946 saliera de allí para casarse y formar su propia familia junto a Ángeles de Castro.

En esta casa vivió Delibes su infancia y su juventud, etapa que el autor relata en su obra autobiográfica “Mi vida al aire libre” (1989). En 1936 estalló la guerra civil y, recién acabado el bachillerato, se enroló voluntario en la Marina del ejército sublevado donde prestó servicio durante un año.
Donde tenía lugar "la tertulia de los listos"
 Por motivo de sus estudios, en aquellos años Delibes pasaba diariamente por la calle Gamazo 12, donde vivían sus padrinos de bautismo: Amelia y Miguel. Y también por delante del hoy Hotel Felipe IV, en Gamazo 16, lugar al que volvería semanalmente, en su edad adulta (desde 1974) para asistir a la conocida como “la tertulia de los listos”, en la que se hablaba y debatía de temas jurídicos, científicos, filosóficos, etc. Con el tiempo, la asistencia a esta tertulia resultaría esencial para que el escritor decidiera escribir “El hereje” (1998), su última novela.
Escudo republicano sobre el antiguo efificio de hacienda.
 Por cierto que el negocio familiar de la familia Delibes, una serrería, estaba radicado en la cercana calle Independencia…
Antigua Escuela de Comercio
 En 1939, de vuelta en Valladolid, su padre lo matriculó en la Escuela de Comercio (en la c/ Estación 5), donde se licenció y en cuyo claustro de profesores entraría en 1945, al ganar por oposición la cátedra de Derecho Mercantil. La novela “Diario de un cazador” (1955) está ambientada en esta escuela. Los estudios de Comercio los compaginó con los de dibujo (por libre) en la Escuela de Artes y Oficios, porque estaba bien dotado artísticamente y el dibujo era una de sus grandes aficiones. De hecho, el primer “trabajo” de Delibes fue como caricaturista en “El Norte de Castilla” (1941), donde firmaba con el seudónimo MAX.

En la esquina de la calle Estación con la plaza de Colón había una tienda de sanitarios, que es el negocio que regenta Cecilia Rubes, el protagonista de “Mi idolatrado hijo Sisí” (1953).
Campo Grande: banco donde don Miguel se declaró a Ángeles
 Ángeles de Castro fue el gran amor de Miguel Delibes y el pilar fundamental de toda su existencia. Miguel y Ángeles se hicieron novios, en un banco del Campo Grande, una mañana de septiembre de 1939. El Campo Grande sería el escenario principal de todo su noviazgo y a él volvería Delibes, una y otra vez, durante toda su vida. La pareja estaría unida durante 35 años, hasta que Ángeles falleció el 22 de noviembre de 1974.
Ángeles de Castro y Miguel Delibes
 La boda se celebró el 23 de abril de 1946 y Ángeles y Miguel establecieron su domicilio en la cuarta planta del paseo de Filipinos 11. Allí vivirían los nueve años más felices de sus vidas. Viviendo en esta casa, Miguel empezó a trabajar en la redacción de “El Norte de Castilla” y ejerció la docencia en la Escuela de Comercio. En esta casa nació la vida literaria de Miguel Delibes y en ella recibirían la noticia de la concesión a Delibes del “Premio Nadal”, por su obra “La sombra del ciprés es alargada” (1948). En esta casa nacieron sus cuatro primeros hijos: Miguel, Ángeles, Germán, y Elisa. Y esta fue la casa en la que también “nacieron” algunas de sus grandes obras literarias: “Aún es de día” (1949), “El camino” (1950), “Mi idolatrado hijo Sisi” (1953), “El loco” (1953) y “Diario de un cazador” (1955).

En 1955, la familia Delibes de Castro se traslada a una vivienda más amplia y confortable. Las cosas van bien. La dirección del nuevo domicilio es paseo de Zorrilla 7, 3° dcha., en un edificio en el que ya vivía uno de los hermanos de Delibes, Federico. La familia de Miguel Delibes lo habitaría durante 25 años. En esta casa nacieron los tres hijos pequeños del escritor: Juan, Adolfo y Camino. Y también algunas de las principales obras de don Miguel: “Diario de un emigrante” (1958); “La hoja roja” (1959); “Las ratas” (1962); “Cinco horas con Mario” (1966); “Parábola del náufrago” (1969); “El príncipe destronado” (1973); y “Las guerras de nuestros antepasados” (1975); entre otras.
En esta esquina estuvo el cine Hispania, donde Delibes aprendió a hacer crítica cinematográfica.
 No hemos hablado (lo hacemos ahora) de la primera etapa de la educación de Miguel Delibes, que transcurrió entre el Colegio de Lourdes (c/ Paulina Harriet) y el Colegio de las Carmelitas del Campo Grande (c/ San Ildefonso esquina con paseo de Zorrilla. Hasta los cinco años, Delibes estudio en las Carmelitas del Campo. Luego pasó al Colegio de Lourdes, hasta terminar el bachillerato en 1936. Allí se aficionó al fútbol e hizo amistades que conservaría toda la vida.
Edificio donde estuvo El Norte de Castilla
 Tras esta regresión al pasado, retomamos la biografía de Miguel Delibes en los años 50. Ya hemos visto cómo ocurrió la entrada del escritor en “El Norte de Castilla” (c/ Montero Calvo, 7). De caricaturista, a esporádico crítico de cine; después a redactor; y, finalmente en 1952, nombrado subdirector del diario; y director en 1958, cargo que ocuparía hasta el 8 de junio de 1963, fecha en que dimitiría por desavenencias con el ministro de Información y Turismo (censura), Manuel Fraga.

Libre ya de sus funciones directivas periodísticas, su carrera literaria estaba perfectamente encauzada: “El disputado voto del señor Cayo” (1978) y vió cómo se editaba “Los santos inocentes” (1981).

En 1973, Delibes había entrado en la Real Academia Española y elegido miembro de la Hispanic Society. El discurso de entrada en la RAE versó sobre “El sentido del progreso desde mi obra” -libro “Un mundo que agoniza” (1979). Sus ensayos sobre ecología, naturaleza y sostenibilidad fueron constantes a lo largo de su vida, como reflejo de su propio pensamiento e ideario, que en nada entraba en colisión con su afición a la práctica de la caza y la pesa.
Última vivienda de Delibes
 En 1980, Miguel Delibes se trasladó a la que sería su última vivienda, en la calle Dos de Mayo 10; con la condición de que su hija Elisa se instalara en una vivienda contigua. Durante las siguiente décadas, recibió muchísimos reconocimientos, de muy distintos colectivos e instituciones. Nombrado “honoris causa” por las universidades de Valladolid, Madrid (UCM) y Sarre (Alemania), el autor fue distinguido con galardones como el Premio de las Letras de Castilla y León (1984), el Nacional de las Letras Españolas (1991) o el Premio Cervantes (1993).

En Dos de Mayo escribió: “Cartas de amor de un sexagenario voluptuoso” (1983);; “El tesoro” (1985); “Madera de héroe” (1987); “Mi vida al aire libre” (1989); “Señora de rojo sobre fondo gris” (1991); “Diario de un jubilado” (1995); “El último coto” ( ..... ); y “El hereje” (1998).

En marzo de 2010, la salud de Delibes estaba muy minada. El autor falleció a primera hora de la mañana del 12 de marzo, a los 89 años de edad. Sus restos reposan en el Panteón de Vallisoletanos Ilustres, junto a los de su esposa.

Valladolid tiene muy presente a su paisano Delibes: una calle, un colegio, un auditorio, una cátedra, un campus universitario, una sala de teatro, varias rutas y placas urbanas, una solemne tumba en el Panteón de Ilustres, una fundación… Y ahora se prepara para celebrar como corresponde el centenario del nacimiento de su “Paisano, Delibes”, en justa correspondencia a lo que él siempre decía:

«Soy como un árbol que crece donde lo plantan… En Valladolid».

2 comentarios:

  1. Muy interesante.
    No se esperaba menos de esa ciudad para con uno de sus ciudadanos más ilustres pero a lo mejor, sólo a lo mejor, hay plétora de "dedicatorias" aunque todas ellas merecidas sin duda alguna.

    Besos

    ResponderEliminar
  2. Recorrido muy interesante

    ResponderEliminar