Y
nuestros itinerarios han corrido parejos:
cercanos
a ratos,
lejanos
la mayor parte del tiempo;
por
momentos se han cruzado,
incluso
han llegado a unirse.
Fuimos
grandes conversadores,
copas
y cigarrillos de por medio.
Coincidimos
en casi todo;
y en
lo que no, nos entendimos.
Ángel, te me
has adelantado.
Vete
haciéndome hueco.
Y sin embargo no le recuerdo... porque yo estuve ahí ese día, recuerdo algunas cosas pero a él no. En fin, lástima que ya se haya ido y tú no te emociones con que te hagan sitio que aun te queda mucho rato de andar por estos lares.
ResponderEliminarBesos
Tengo la misma prisa por morirme que el río Duero por llegar al Atlántico. Lento y represado, ancho a más no poder en tierras zamoranas el que apenas es un hilo de agua en lo altos de Soria, inevitablemente llega a donde tiene que llegar.
ResponderEliminarY como esto no lo para nadie, porque no se puede, hay que ir haciéndose a la idea. Cuando me llegue, que no esté pensando en Babia.
Sólo es un deseo, Julia, y espero que se traduzca en convicción.
Que así sea. Esas reflexiones también me vienen al magín de vez en cuando sólo tengo la inquietud de que mi hija esté suficientemente preparada para enfrentarse a este mundo con sus propias herramientas y capacidades.
ResponderEliminarBesos