Cada cual en su casa y Dios en la de todos




Tras los últimos acontecimientos y después de leer la entrevista concedida por papa Francisco a El País, me viene a la mente este refrán de mis tiempos mozos. Entonces se decía, aunque no se practicara. ¡Cómo no íbamos a interesarnos por lo que ocurría en la casa vecina! A falta de telediarios, practicábamos el chismorreo. La radio nos permitía mirar a través de los visillos.
Aún así, éramos buenas personas porque deseábamos que Dios no faltara incluso donde habitaban los malvados. Al menos de palabra. Adiós, ve con Dios, que Dios te acompañe, Dios te bendiga nunca jamás podrán ser substituidos adecuadamente por los de ahora ¡hasta luego!, ¡hasta la vista!, ¡abur!, o el cosmopolita ¡chao! que igual sirve para despedir que para saludar.
Claro que decir adiós y pensar ¡ojala te parta un rayo! no era del todo infrecuente. Así éramos, así seguimos siendo.
Y ¿por qué he recordado este refrán? Al papa le preguntan su opinión sobre el recién estrenado presidente usa. Y contesta: “Ver qué pasa”. Insisten si está preocupado, y responde: “Espero”. De una persona de su posición y estado cabría una respuesta tal que el refrán al que vengo aludiendo. Además, constaría la mención expresamente religiosa. Pero no, parece que un argentino tiene otro estilo.
No es que me disguste su(s) respuesta(s). Al contrario, me sorprende gratamente. No es la que yo hubiera dado si estuviera en su lugar. Pecador de mí. Me queda mucho que aprender.
Y aprenderé, porque tengo buena disposición. Además confío en la gente. O quiero confiar, que es algo parecido.
Las gentes usa votaron a Obama hace ocho años, porque entendieron el mensaje, aquel sí, podemos” tan parecido al he tenido un sueño que entusiasmó a media América y parte del resto del mundo. Por eso, si no agradecieron, al menos tampoco se opusieron al nobel que le concedieron antes de hacer cualquier cosa. Y cuando libró al planeta del mayor criminal del mundo, Osama Bin Laden, miraron para otro lado para no reconocer los malos modos empleados. Entiendo que les disgustara la mala gestión del desastre de Nueva Orleans y alrededores, donde sufrió más la porción más pobre del país. En fin, habrá mucho más que yo ignoro, porque reconozco mi desconocimiento, y a buen seguro que el personal ya no quiso repetir, hastiado de no ver cumplidas las expectativas. Y ha probado otra vía. Que disguste a media América y parte del resto del planeta es un asunto que no tenía por qué contemplar, porque en su casa cada quien hace lo que le conviene. Y dado que son buenas personas, las buenas gentes de usa confían en que Dios cuidará de todos, de ellas y de los demás.
No seré yo una mala persona que musite por lo bajinis “que Dios nos pille confesaos”.

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