Amargor de boca


San Esteban. Hornacina sobre la puerta principal de la Iglesia parroquial de Castromocho

Me gusta ese sabor que deja el tabaco negro en los labios y el extremo inferior de mi bigote. Disfruto del café fuerte, sin azúcar, que también me tizna de acíbar la boca. Creo que ambos dos los tengo incluso metidos en el cerebro, tanto y tan pronto he fumado y bebido café oscuro en mi vida. Aún así, nunca he destilado, eso creo al menos, en mis pensamientos y palabras, amargura alguna.
Sin embargo, ayer, Navidad, no quise que ocurriera por primera vez. Por eso no escribí nada, porque no quise profanar el día.
Y hoy que es San Esteban Protomártir, tampoco. No mancillaré su fiesta, ya que además de caerme muy bien, este santo es el titular de la parroquia de mi pueblo.
Tal vez mañana o pasado, a después de año nuevo. O nunca.

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